Artículo de reflexión no derivado de investigación

Modelos epistemológicos en la consolidación de la psicología social

Epistemological models in the consolidation of social psychology

Recibido: 13 de junio de 2020 / Aceptado: 18 de febrero de 2021 / Publicado:

Leydi Carolina Orjuela Salazar

Forma de citar este artículo en APA:

Orjuela Salazar, L. C. (2022). Modelos epistemológicos en la consolidación de la psicología social. Poiésis, (42), 43-48. https://doi.org/10.21501/16920945.4352

Resumen

La psicología social se ha constituido en referencia necesaria a la hora de comprender los fenómenos socioculturales de la actualidad. Al acercarse a esta disciplina, es conveniente reconocer grosso modo algunas corrientes de pensamiento que han ejercido una notable influencia. Desde el Medioevo, el concepto de alma abría un panorama inédito que más adelante sería vinculado con el objeto de estudio de la psicología; más adelante, el método científico ofrecía la posibilidad de analizar la psique humana desde una perspectiva más positivista, que, aunque seguía atendiendo al ejercicio introspectivo, ya no pretendía comprender y/o definir el alma, pero sí los procesos psicológicos básicos entre los que se incluía la dimensión sociocultural del ser humano. Se van perfilando progresivamente dos enfoques: el de la psicología social psicológica que parte de la práctica experimental de Wilhelm Wundt y de su propuesta de la Völkerpsychologie, y el de la psicología social sociológica que atiende no tanto a los aspectos psíquicos de la socialización humana, sino al tejido relacional que ocurre desde prácticas y contextos específicos. Este acercamiento permite diferenciar los principales enfoques que han inspirado el objeto de estudio y los modos de intervención propios de la psicología social.

Palabras clave:

Filosofía; Método de estudio; Psicología social; Socialización.

Abstract

Social psychology has become a necessary reference when it comes to understanding current sociocultural phenomena. When approaching this discipline, it is convenient to roughly recognize some currents of thought that have exerted a remarkable influence. Since the Middle Ages, the concept of the soul opened an unprecedented panorama that would later be linked to the object of study of psychology; later, the scientific method offered the possibility of analyzing the human psyche from a more positivist perspective, which, although it continued to focus on the introspective exercise, no longer sought to understand and/or define the soul, but rather the basic psychological processes among which the sociocultural dimension of the human being was included. Two approaches gradually emerged: that of social psychological psychology, based on Wilhelm Wundt’s experimental practice and his proposal of Völkerpsychologie, and that of sociological social psychology, which focuses not so much on the psychic aspects of human socialization, but on the relational fabric that occurs in specific practical contexts. This approach makes it possible to differentiate the main approaches that have inspired the object of study and the modes of intervention proper to social psychology.

Keywords:

Philosophy; Method of study; Social psychology; Socialization.

Pensar en el proceso de consolidación de la psicología social implica hacer un exhaustivo análisis epistemológico y un reconocimiento de los momentos históricos particulares que inspiraron la creación de cada postulado. Es por eso por lo que la psicología social, como otras disciplinas, debe mucho a los aportes de la filosofía; podría decirse que ninguna ciencia puede prescindir del quehacer filosófico.

Influencia filosófica de la psicología social

La psicología social tuvo necesidad de aclarar elementos epistemológicos que determinaran su especificidad dentro del campo de las ciencias humanas. Uno de los mayores focos de análisis ha sido la delimitación del objeto y método de estudio que abordaría en su ejercicio particular. Como herencia de la filosofía clásica y medieval, en sus momentos de inicios, la psicología consideró que la “psique” sería su objeto de estudio; sería la diferenciación del mundo tangible y del mundo de las ideas de Platón una de las corrientes que más aportaría elementos para definir la psique humana. El alma era aquella instancia inmortal que permitía al hombre un acercamiento puro al conocimiento y que estaba limitada en un contenido corpóreo que era incompleto y ambivalente. En el medioevo quien retomaría la idea de alma propuesta por Platón sería Agustín de Hipona, quien definió la conciencia humana como una característica del alma que solo podía ser descubierta por un don divino y por el ejercicio de la introspección (Saeteros Pérez, 2013, p.190).

Otros postulados como los de Tomás de Aquino, en un intento por hacer lectura cristiana de la propuesta aristotélica de la unicidad entre cuerpo y alma, introduce la idea de que el alma, siendo una con la realidad corporal, tiene características o funciones específicas que la distinguen de otros elementos propios de la condición humana.

En la Edad Moderna, el argumento ontológico cartesiano intentaba explicar, a partir del principio de la duda, la real existencia humana. En efecto, la res cogitans abriría paso a la caracterización de la mente, y la res extensa explicaría la existencia de un mundo externo. En todo su proceso de búsqueda, Descartes acuñó además un método experimental que sería herramienta indispensable en el devenir histórico de las ciencias.

Tras los aportes metodológicos cartesianos, Augusto Comte proponía en su discurso positivista la combinación entre razón y observación; a partir de su distinción de las ciencias, excluía la existencia de aspectos teológicos y metafísicos que habían sido relevantes para los precedentes filósofos. Empieza entonces a surgir un denotado interés por la experimentación sociológica, y con esto, se perfila progresivamente la psicología social.

La psicología social psicológica

Con el transcurrir del tiempo, el afán por dar la característica de cientificidad a la psicología impulsó a Wilhelm Wundt a proponer una psicología experimental; a diferencia de las corrientes anteriores, el objeto de estudio no sería el alma sino la mente y el trabajo inicial sería el de vislumbrar los procesos básicos. Con su postulado de la Völkerpsychologie, Wundt indica que el desarrollo individual del sujeto está inmerso en un entorno mental que es formado por variantes como el pensamiento, las costumbres y prácticas culturales (Garrido & Álvaro, 2007, p. 72).

Además de la importante contribución de Wundt, otras propuestas influyeron en la creación de un enfoque predominantemente psicológico en el que hubo una atención especial a los procesos mentales de los individuos que fueron considerados puntos de arranque para la interacción social. En palabras de Allport (1954), se consideraba esta disciplina como “un intento de comprender y explicar cómo los pensamientos, sentimiento y conducta de los individuos son influenciados por la presencia actual, imaginada o implícita de otros seres humanos” (p. 5).

Esta perspectiva que diferenciaba la psicología social en el contexto específicamente psicológico de los individuos se vio enriquecida por la teoría de la Gestalt que adoptaba el pensamiento fenomenológico de Husserl y excluía las ideas resultantes del positivismo; ante todo, con este pensamiento se indicaba que el material que llegaba a la conciencia era una totalidad y no se trataba solo de sensaciones (Garrido & Álvaro, 2007, p.72).

Desde otra visión, deben también reconocerse los importantes aportes del psicoanálisis en relación al progreso de la psicología social. La inicial propuesta freudiana consideraba un psicoanálisis centrado en los mecanismos pulsionales de la persona, lo cual ha permitido abordar la psicoterapia desde una perspectiva más individual. Aunque las tópicas clásicas que estudian la interacción entre el ello, el yo y el superyó, en un esfuerzo por poder intuir el material inconsciente que ha sido reprimido, pueden arrojar elementos valiosos para la comprensión de ciertos síntomas psíquicos relacionados con patologías individuales. Es importante tener en cuenta que la teoría de Freud fue posteriormente enriquecida por otros autores que planteaban elementos de tipo relacional que no se limitaran a una interpretación de la psique desde un único modelo pulsional (Velasco Fraile, 2009, p. 58). Fue entones cuando, a partir de propuestas de tipo dinámico, se hizo más evidente la influencia del psicoanálisis en la interacción social.

Visto de otro modo, la teoría de los instintos de McDougall que consideraba el desarrollo mental por asociación de ideas y proponía el objetivo de la psicología social como el análisis de las bases instintivas del comportamiento social (Garrido & Álvaro, 2007, p. 78), sirvió de antesala a los postulados conductistas que resaltaban en el aprendizaje humano los principios de estímulo, respuesta y modos de reforzamiento. “Sin llegar a negar la existencia de la conciencia, se propuso que esta fuera ignorada por la psicología (…) Así, comenzó a dejar de ser la ciencia de la mente o de la conciencia, para convertirse en la ciencia de la conducta” (Garrido & Álvaro, 2007, p. 85). Este enfoque conductual, serviría a Floyd Allport para su interpretación sobre el fenómeno del comportamiento social.

Con la crítica generalizada de la teoría de los instintos y los planteamientos conductistas, McDougall propuso el concepto de mente de grupo partiendo de la identificación del medio del individuo y su pertenencia a un grupo organizado que posee una vida mental específica (Garrido & Álvaro, 2007, p. 90). Con esta integración conceptual, se abre paso a una nueva forma de considerar la psicología social.

La psicología social sociológica

El otro paradigma epistemológico que contribuiría sobremanera a la consolidación de la psicología social se perfila desde una orientación sociológica. Es decir que no primarán tanto los procesos psíquicos de los individuos, cuanto el tejido relacional que se hace en el contexto social. La tarea central es pues la de “comprender cómo y por qué los individuos se comportan, piensan y sienten como lo hacen, en situaciones que involucran a otras personas” (Barra, 1998, p. 3).

En cuanto a estos análisis psicológicos focalizados en situaciones sociales, los aportes de Max Weber con su teoría de la acción social ofrecieron estudios sobre las grandes estructuras que le llevaron a considerar leyes generales de la socialización. A diferencia de Weber, la propuesta de George Simmel atiende específicamente a las formas más simples de socialización en donde entra en escena el principio de la voluntad en los tejidos sociales; desde esta premisa, los fenómenos de la coacción física, subordinación y otros problemas sociales fueron analizados desde tipologías elementales de relación (Garrido & Álvaro, 2007, p.108).

En esta línea de ideas, es conveniente resaltar el despertar académico que propició la escuela de Chicago a partir de la investigación empírica y la puesta en práctica del saber sociológico para la resolución de los problemas sociales. Para ilustrar mejor la incidencia del empirismo en estos análisis psicológicos de la sociedad, es conveniente aludir a George Herbert Mead y el interaccionismo simbólico. Según indica Pons Díez (2010), para Herbert “la sociedad precede a los individuos (…), están compuestas de culturas integradas en conjuntos de significados y valores. Las personas no nacen dentro de vacíos sociales, puesto que la sociedad en que viven ya existe antes de su nacimiento” (p. 28). Es a partir de esta conciencia de las simbologías y significaciones culturales que se define el proceso del autoconcepto. Con el desarrollo de la percepción de sí mismo o self, la psicología social de tipo sociológico fue asumiendo características particulares que la ubican en un campo más claro de acción.

Para concluir, es fundamental resaltar que la psicología social consideró dos paradigmas que se fueron construyendo con base a distintas corrientes de pensamiento. Partiendo del aporte de la filosofía, en particular aquella del período clásico y medieval, hasta la época contemporánea, se han generado perspectivas distintas que han ayudado a la consolidación científica de la psicología social. Tanto el enfoque psicológico como el sociológico, intentan delimitar el objeto de estudio, el método y el entramado epistemológico de esta disciplina. Todo esto, aún con apariencia de división, es ante todo posibilidad para conocer varios aspectos que enriquecen el quehacer profesional del psicólogo y facilitan su inserción activa en las nuevas dinámicas sociales.

Conflicto de intereses

La autora declara la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole.

Referencias

Allport, G. (1954). The historical background of modern social psychology en G. Lindsey (Ed.), Handbook of social psychology (Vol. 1, pp. 3-56). Addison-Wesley.

Barra, E. (1998). Psicología social. Universidad de Concepción.

Garrido, A., & Álvaro, J. (2007). Psicología social perspectivas psicológicas y sociológicas (2ª ed.). McGraw Hill.

Pons Díez, X. (2010). La aportación a la psicología social del interaccionismo simbólico: una revisión histórica. EduPsykhé. Revista de Psicología y Educación, 9(1), 23-42. https://journals.ucjc.edu/EDU/article/view/3828/2774

Saeteros Pérez, T. (2013). Por mi alma subiré a Dios: El concepto de alma de San Agustín de Hipona. Civilizar, 13(25), 189-210. https://doi.org/10.22518/16578953.138

Velasco Fraile, R. (2009). ¿Qué es el psicoanálisis relacional? Clínica e Investigación Relacional. Revista electrónica de Psicoterapia, 3(1), 58-67.

Notas de autor

Leydi Carolina Orjuela Salazar

Religiosa del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Maestra normalista Superior. Estudiante del programa de Psicología de la Universidad Católica Luis Amigó, Medellín-Colombia. Contacto: Leydi.orjuelasa@amigo.edu.co