Editorial

Una experiencia vital entre la ciencia y la filosofía

Rubiel Alberto Chica Ríos*

Forma de citar este artículo en APA:

Chica Ríos, R. A. (2022). Una experiencia vital entre la ciencia y la filosofía [Editorial] Presentación. Poiésis, (42), 10-12.

https://doi.org/10.21501/16920945.4351

¿Deberían los doctorandos en psicología conocer el pensamiento filosófico y los valores de la ciencia? Para ayudar a encontrar la respuesta a este interrogante, comenzaremos por decir que la filosofía y la ciencia deben estar siempre relacionadas y ninguna puede negar a la otra. Para que cada una tenga sentido y pueda darle valor a sus postulados, debe valerse de lo que cada una tiene para aportar a la hora de dar explicación a los fenómenos que se pueden revelar por medio de la ciencia y aquellos que solo tienen cabida en el pensamiento y la experiencia humana.

En este sentido, la filosofía debe estar hoy unida a la ciencia. La ciencia nos ayuda a comprender cómo son las cosas, no cómo nos parecen o desearíamos que fueran, y por tanto es, a largo plazo, más inmune a nuestras preconcepciones (Azcárraga, 2003).

El ser humano siempre está en relación con otros y con la naturaleza que lo rodea. Y para entender a ambos debe siempre combinar la perspectiva filosófica y científica que le permita relacionar, comprender y hacer un mejor uso para beneficio mutuo de esta interacción.

Aunque la ciencia presupone métodos de comparación, observación, análisis y demostración y la filosofía navega más en el plano subjetivo y retórico, no es menos cierto que la ciencia requiere de la filosofía para entender, interpretar y racionalizar los hallazgos que la ciencia es capaz de demostrar.

La filosofía ofrece la posibilidad de conectar la razón y lo demostrable con lo que está por fuera del alcance de lo que se puede explicar. También, es un método para tratar de racionalizar lo que la ciencia no es capaz de demostrar o solo puede teorizar, permitiendo llenar vacíos en que el hombre se ve siempre obligado a seguir buscando respuestas y explicaciones lógicas. Así, se concilian la teoría y la práctica, lo que se sueña y lo que se hace realidad. Son complementarias, nunca excluyentes.

Por lo anterior, se considera que la ciencia y la filosofía son tan vitales e importantes en nuestro proceso de educación, porque nos dan una mayor claridad entre la dimensión científica, humana y social y nos ayuda a entender mejor la naturaleza del conocimiento.

Al tener mayor claridad de la dimensión social podemos entender mejor la ciencia y la filosofía porque nos enseña a ver lo humano y lo espiritual en la educacion mostrándonos así un significado más especial con lo social.

Lo asombroso que puede ser la parte de la naturaleza de la ciencia y la filosofía es que nos va mostrando en nuestros sentidos el objetivo esencial que es el conocimiento científico siendo este claro, exacto y preciso (Pérez, 2020). No podríamos determinar con certeza qué es primero o más importante; pero podemos pensar en la relación ciencia-filosofía como una entidad circular e incluyente en la que un postulado filosófico puede ser investigado para demostrarse a través de la ciencia y una vez que se logra explicar a través de esta, aquella debe intervenir de nuevo para corroborar (o negar) un postulado, proponer una implicación ética o moral o darle un sentido humano a lo que se pensaba imposible.

Los que se oponen a esta idea dicen que no es viable la dimensión social con la naturaleza humana que puede tener el conocimiento. Sin embargo, esto no es cierto. La discusión que plantean los antagonistas no es muy clara porque lo social y lo natural siempre van a estar presentes en el conocimiento.

Es prudente también tener en cuenta que tanto la filosofía como la ciencia, deberían estar por fuera de cualquier condicionamiento religioso ya que en esencia ambas son garantes del pensamiento y el razonamiento universal de la humanidad que debe ser incluyente, concluyente y transparente. Cada individuo podrá entonces darles el adecuado valor a estos razonamientos basados en sus propias creencias y manera de ver la realidad basado en su experiencia personal.

Es por esto por lo que la ciencia es uno de los mayores y sorprendentes triunfos del intelecto humano. Por eso la cuestión fundamental es si nuestro cerebro, grande pero limitado al fin, es potencialmente capaz de encontrar la teoría del todo (Azcárraga, 2003).

En conclusión, los doctorandos en psicología deben conocer el pensamiento filosófico y los valores de la ciencia porque como lo dice Augusto Comte: saber es prever. Cuando se conocen las leyes a las que obedecen los fenómenos se pueden prever los hechos y pronosticar los sucesos (Prada, 1994), ayudándonos a tener una experiencia vital entre la ciencia y la filosofía, cuestionando todo con la orientación adecuada para así darle un valor humano y social a la ciencia a través de la filosofía.

Y también como doctorandos en psicología debemos apuntar a tener un aprendizaje y análisis más social, cultural y comunitario para que el conocimiento científico sea más humanizado, donde todo el mundo pueda entender lo que se les está comunicando y lo disfruten construyendo el conocimiento entre todos.

Es por todo esto que debemos seguir construyendo conocimiento entendiendo esta experiencia tan vital entre la ciencia y la filosofía donde nos apasionemos más con la investigacion y el conocimiento científico.

Conflicto de intereses

El autor declara la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole.

Referencias

Azcárraga, J. (2003). Ciencia y filosofía. Universidad de Valencia.

Pérez, L. (2020). Filosofía de la ciencia. Universidad de Baja California.

Prada, B. (1994). Filosofía de la ciencia y los valores. UIS.

Notas de autor

Rubiel Alberto Chica Ríos

Doctorando en Psicología, psicólogo, Universidad Católica Luis Amigó. Director de salud mental y director operativo de Canadian Human Rights International Organization (CHRIO), sede Medellín-Colombia. Contacto: rubielchica@gmail.com