Artículo de reflexión no derivado de investigación
Concepciones de lo terapéutico: teatro playback y teatro espontáneo desde una mirada psicológica
Conceptions of therapeutic: Playback theatre and the theatre of spontaneity from a psychological point of view
Recibido: 22 de noviembre de 2021 / Aceptado: 31 de mayo de 2022 / Publicado: 1 de julio de 2022
Valheria Rojas Cardona
Forma de citar este artículo en APA:
Rojas Cardona, V. (2022). Concepciones de lo terapéutico: teatro playback y teatro espontáneo desde una mirada psicológica. Poiésis, (43), 91-103. https://doi.org/10.21501/16920945.4156
Resumen
A través del tiempo se le han atribuido múltiples características al teatro: permitir al ser humano observar al otro, interactuar con él, reconocerse como participante de un espacio, entre otras; esto, debido a que es una herramienta que tiene la potencialidad de ser utilizada en procesos lúdicos y de intervención, teniendo como finalidad el logro de la transformación social. El objetivo del presente artículo es reflexionar sobre el uso del teatro como herramienta terapéutica, desde el teatro espontáneo y playback, como medios de intervención grupal y psicosocial, a través de una lectura psicológica. Lo anterior, implicó reconocer autores referentes para la fundamentación de la utilización del teatro en diferentes ámbitos sociales y algunos escenarios y problemáticas para las que se ha empleado. Para esto se realizó una revisión documental sobre experiencias donde ha sido utilizado el teatro como instrumento terapéutico, y se establecieron relaciones entre algunos conceptos metodológicos y epistemológicos en los que se fundamentan estas intervenciones con las finalidades de la intervención psicológica.
Palabras clave:
Intervención; Lúdica; Psicología; Psicosocial; Teatro; Terapia; Transformación social.
Abstract
Through time, multiple characteristics have been attributed to theater: allowing the human being to observe the other, interact with him, recognize himself as a participant of a space, and so on. This is due to the fact that it is a tool that has the potential to be used in several places related to playful purposes and intervention processes, with the goal of achieving social transformation. The objective of this article was to reflect on the use of theater as a therapeutic tool, from spontaneous and Playback Theater, used in psychosocial intervention, through a psychological point of view. This implied recognizing referent authors for the basis of the use of theater in different social environments and some scenarios and problems for which it has been used. For this purpose, a documentary review was made on experiences where theater has been used as a therapeutic tool and also some methodological and epistemological concepts on which these interventions are based were related to the purposes of psychological intervention.
Keywords:
Intervention; Play; Psychology; Psychosocial; Social transformation; Theater; Therapy.
Introducción
El teatro es una rama de las artes escénicas de la cual se han extraído, a través del tiempo, valiosos aportes a otros campos del saber para enriquecer su práctica. En el ámbito de la psicología se ha presentado el deseo de implementarlo como herramienta lúdica terapéutica que facilite la transformación de las realidades sociales por medio de la sensibilización del individuo, la creación de lazos solidarios, el reconocimiento propio y del otro, y la participación comunitaria, entre otros; debido a sus características catárticas, liberadoras, transformadoras y representacionales.
A pesar del interés de la psicología en este campo, ha sido dificultosa la recolección de experiencias en las cuales este ha sido utilizado en procesos de intervención psicosocial y de salud mental. En el marco de una investigación realizada para optar al título de psicóloga, se construyó una reflexión con base en la pregunta: ¿cuáles son las concepciones de lo terapéutico en el uso del teatro, desde el teatro espontáneo y el teatro playback, como medio para la intervención grupal y/o psicosocial?; que tuvo como objetivos reconocer autores desde los cuales se fundamenta el uso del teatro como herramienta de intervención terapéutica e identificar escenarios y problemáticas para las cuales se han utilizado herramientas teatrales desde estas dos líneas.
En el sentido de estas preguntas y objetivos, una revisión de antecedentes iniciales permitió observar que el teatro, a través del tiempo, ha sido un vehículo para que el sujeto conecte con otros y se mire a sí mismo por medio de la actuación; debido a que lo sitúa en lo vivencial del momento presente, al tiempo que le ofrece la capacidad de salir de su propio drama, gracias al juego que se da entre los personajes (Costa Martínez, 2015). Desde la psicología se ha generado relación con el teatro, extrayendo de estas herramientas para aplicarlas en el tratamiento de diversas problemáticas. Con base en esto, Faigin y Stein (2010) comentan que el teatro como terapia tiene raíces teóricas que se expanden por diversas orientaciones psicológicas y sociológicas, entre las que se incluyen: el psicoanálisis, la psicología del desarrollo, la teoría de las relaciones objetales, la teoría de la interacción simbólica y acercamientos a los planteamientos humanistas.
Para estos autores, el teatro es usado como una herramienta para aumentar la autoestima y el autoconocimiento, explorar y procesar eventos traumáticos, reforzar las habilidades creativas del individuo para la resolución de problemas, y tratar trastornos de la personalidad y del estado del ánimo. No obstante, sostienen que el poder del teatro también puede manifestarse en su habilidad para desafiar los estereotipos que se establecen sobre las enfermedades mentales y proveer roles sociales valorados a individuos que se enfrentan a diagnósticos psiquiátricos (Faigin & Stein, 2010).
De hecho, el teatro como instrumento terapéutico ha sido utilizado de manera ritual desde tiempos inmemoriales; tanto así, que ya se encontraba presente en la obra Poética de Aristóteles, en la cual se da cuenta de la catarsis purificadora que atravesaba la audiencia al presenciar una obra de teatro griego. Esta situación derivaba de la identificación que se generaba entre el héroe trágico y el espectador; siendo este último quien lograba expurgar sus propias pasiones, permitiendo que la escena teatral se convirtiese en un lugar donde se curaban las enfermedades del alma y los desarreglos morales (Aristóteles, 1990).
El concepto de catarsis derivada de la experiencia teatral puede relacionarse según lo que sostiene Pendzik (1988), con la referencia que hace Freud al teatro, en tanto ofrece al espectador diversas posibilidades, entre las cuales se encuentran: librarse de sentimientos o contenidos “indeseables”, mediante la identificación que se da con el protagonista, además de abrirle un espacio en el que puede sentir, vivir y hacer todo lo que en su cotidianidad le es vedado. En un sentido similar, Acosta Sierra (2017) plantea que “el acontecimiento escénico actúa entonces como un mecanismo de catarsis en el que el espectador realiza un ejercicio de conmoción interior gracias a una compleja serie de mecanismos y procesos que se ponen en juego en la obra” (p. 84).
En la actualidad, se les ha dado uso a las herramientas teatrales desde diversos ámbitos profesionales debido a sus potencialidades; como ejemplo de esto, puede hacerse referencia a lo planteado por Vega Lezcano (2015), quien sostiene que el teatro es un instrumento fundamental para el cambio, el cual se da gracias a la apertura de espacios de diálogo implícitos en sus funciones, haciendo que sea útil para el trabajo de grupo y el trabajo creativo. De hecho, tal y como lo plantea Jiménez (2017), supone como método la participación ciudadana de forma lúdica y efectiva, donde el espectador se establece como el verdadero protagonista del cambio a través de los aportes que realiza basado en sus propias ideas, para la mejora de la vida y para lograr una cohesión social.
En Colombia, el teatro ha sido utilizado en escenarios relacionados con procesos de justicia y reparación, y en procesos de intervención en el ámbito educativo, comunitario y clínico –como en hospitales con pacientes con diversos diagnósticos–; en concordancia con esto, puede decirse que ha tenido un importante desarrollo y ha sido implementado en la práctica de profesionales en variedad de campos. Un ejemplo de los teatros que son utilizados con propósitos similares a los anteriormente mencionados y que han tenido aplicabilidad en diversos escenarios, son el teatro espontáneo y el teatro playback.
Según afirman Chico Ramos y Estrada Vega (2010), “el Teatro Espontáneo tiene su primer antecedente histórico en las prácticas formuladas y realizadas por Jacob Levy Moreno, psiquiatra rumano, en la Europa en crisis de los años veinte del siglo XX” (p. 25); tratándose de un teatro sin libreto, busca establecer un rompimiento con la tradición teatral para renovarla, viendo el gran abanico de posibilidades terapéuticas presentadas a través de la representación de situaciones conflictivas (López-Barberá & Población, s.f).
Esta forma de teatro, además de basarse en el psicodrama y sociodrama propuestos por Levy Moreno, también extrae elementos del teatro Playback de Fox y Salas; así como retoma algunas técnicas nutridas por el teatro popular experimental, la danza y la música (Kogan, 2015).
Con base en las anteriores características, podría afirmarse que la finalidad del teatro espontáneo difiere de la tradición teatral que busca ofrecer al público la posibilidad de visualización de una obra; el teatro espontáneo pretende facilitar a la comunidad un espacio abierto para el intercambio de realidades sociales, psíquicas, políticas y momentos para la reflexión, donde emergen emociones que posibilitan el cambio, gracias al despliegue de la potencia creativa.
Según Friedler (2007), el teatro playback es una forma particular de teatro espontáneo, pensando que este es más difundido en América Latina, mientras el teatro playback tiene mayor difusión en Estados Unidos. Fue creado en 1975 por Jonathan Fox y Jo Salas, como un teatro comunitario que da relevancia a las historias narradas por la gente, logrando conectar a las personas de forma emotiva y profunda.
Metodología
Para dar respuesta a las preguntas y objetivos planteados inicialmente, se realizó una investigación de tipo documental a través de la revisión de artículos de revista, trabajos de grado, libros y tesis; se recopilaron textos de experiencias de teatro espontáneo, teatro playback y teatro terapéutico, realizadas o publicadas en Latinoamérica, Estados Unidos y España. Se incluyeron documentos publicados en el periodo que se comprende entre los años 2010 y 2021, realizados por profesionales de diversas áreas del conocimiento, donde se vieran involucrados procesos teatrales en los campos de salud mental e intervención psicosocial. Por último, se utilizó la herramienta Atlas.ti para apoyar el proceso de análisis y organización de la información, partiendo de la identificación de unos códigos iniciales extraídos de los objetivos de la investigación; en el transcurso de la revisión de documentos, emergieron otros códigos más. La tabla 1 muestra los códigos utilizados para la fragmentación de la información.
Tabla 1
Códigos utilizados para la fragmentación de la información
Códigos iniciales |
Códigos emergentes |
• Autor de referencia• Población seleccionada• Lugar de utilización• Efectos terapéuticos• Resultados esperados• Justificación de utilización |
• Trabajo interdisciplinar• Lo individual atravesado por lo colectivo• Papel político del teatro• Teatro como acto de memoria• Potencialidad psicosocial• Potencialidad individual |
Hallazgos
Al reconocer los autores que han permitido fundamentar el uso terapéutico del teatro, se encuentra que uno de los autores más mencionados es Jacob Levy Moreno, precursor del teatro espontáneo. Por ejemplo, para Páez-Brealey et al. (2016) es importante tener en cuenta la biografía de Moreno, pues desde esta se puede reconocer cómo el autor buscó plantear una revolución en la ya conocida tradición teatral, a través de la toma de bases teórico-metodológicas de la sociometría, el psicodrama, la utilización de recursos estéticos, incluidas las artes escénicas, la danza y la música.
De hecho, entre sus postulados se hace referencia de manera constante al encuentro entre personas, como uno de los principales conceptos que traen a colación varios de los autores revisados. Según estos, Moreno afirma que el teatro provee a los implicados de un espacio donde tengan la oportunidad de reconocerse, ya que el principio fundamental de la curación emocional es el encuentro entre personas (Castillo, 2013; Lorente Sanz, 2014).
Con base en este concepto, Lorente Sanz (2014) hace referencia a cómo el teatro facilitó a un grupo de personas una forma de encuentro con ellos mismos y con otros, compartiendo un tiempo y un espacio durante una función, derivando en la mejora de la autoestima. La idea principal del encuentro era ofrecer a los usuarios una nueva actividad de ocio; sin embargo, relata que con el tiempo comenzaron a observarse resultados inesperados. Tal vez por lo señalado por Lorente, Aguiar (2016) dice que es debido al factor transformador que poseen formas como las del teatro espontáneo que pueden emerger situaciones improvistas, en razón de la oportunidad que este brinda a las personas de identificarse con el otro a través de la solidaridad.
En un sentido similar, Montuori (2019) destaca su experiencia presentando un relato sobre el encuentro vivido entre las trabajadoras de una institución de Madrid y afirma:
Fue transgresor, ver a las trabajadoras sociales actuar sobre sus historias y ‘jugar’ … aflojamos algunos de aquellos ‘nudos’ que las volvían profesionales infelices y desconfiadas. Lo que fue más visible era su soledad, que al compartirse fue menos sola. (p. 79)
A través de esto, puede generarse amplia relación con el postulado de García Dávila (2017), quien sostiene que el teatro se declara terapéutico gracias al encuentro que se lleva con otros a través de la experiencia grupal, reformulando procesos, valores y formas de pensar.
Otra de las referencias que se discuten entre varios autores, alude al hecho de que el teatro provee a las personas un espacio que se piensa como un lugar creativo mediado por lo espontáneo, donde se da un análisis propio, análisis de lo externo y un encuentro con los otros. De acuerdo con las lógicas morenianas, la espontaneidad opera en diferentes procesos humanos y necesita de una importante dotación y liberación de energía, que se desprende del frente que le hace el individuo a las situaciones de su vida en el día a día. Tal y como lo dice García Dávila (2017), “por eso es tan mágico … porque da la oportunidad de ser, de crear, de amar al prójimo. En el espacio escénico también se explora el inconsciente, la espontaneidad, la creatividad y ocurre siempre un aprendizaje novedoso” (p. 32).
Por último, también se anota la potencialidad del teatro de permitir que el sujeto problematice a su contexto y a sí mismo. Como ejemplo de esto, puede hacerse referencia a Jiménez (2017), quien apunta a la afirmación de Boal acerca de la facultad que tiene el teatro para permitir que el sujeto pueda observarse a sí mismo, destacando esta como una de las utilidades para los actores y el público presente en la función.
En síntesis, las referencias a los principales autores referentes para la fundamentación del teatro y sus postulados, presentan algunos elementos de suma importancia como herramienta terapéutica, entre los que se pueden destacar: la catarsis derivada de la función teatral, la potencialidad curativa del encuentro entre personas, unido al espacio que brinda el teatro al sujeto donde puede volver a jugar sin juzgamientos, otorgándole un lugar que le permite observar al otro y a sí mismo, llevándolo al análisis y la problematización de su propia vida y de su contexto.
Considerando estas potencialidades del teatro, se pudieron reconocer algunos de los contextos y problemáticas en los que ha sido utilizado. De acuerdo con Press et al. (2015), estos incluyen: performances abiertos, rituales de celebración –incluidos rituales de memoria–, personas recluidas en hospitales, prisiones, auspicios, desarrollar habilidades administrativas y en negocios y en la promoción de la salud mental y en educación.
Siguiendo a Feldhendler (como se cita en Motos, 2015), se encuentra que el teatro playback ha sido utilizado en ámbitos relacionados con la intervención social, como herramienta para el intercambio de sentires y experiencias relacionadas a catástrofes naturales –terremotos, huracanes e inundaciones–, como fue utilizado como medio para la recuperación y reparación tras el huracán Katrina.
Dentro de la misma línea de intercambio de sentires y experiencias relacionadas con catástrofes, es importante mencionar Kilele, obra performativa analizada por Acosta Sierra (2017), que se llevó a cabo como elemento simbólico de funeral para los sobrevivientes de la masacre. A través de esta obra se buscó, mediante la elaboración de los hechos traumáticos vividos, efectuar un proceso de catarsis y de superación del trauma relacionado con la masacre de Bojayá en Colombia.
Su uso en escenarios como los anteriormente planteados es alentador, ya que permite transmutar el dolor de la experiencia, permitiendo a la persona involucrada ser sujeto partícipe de su propia sanación; debido a que, a través de la creación de nuevas redes de experiencias sociales, se permite al individuo un acercamiento a su dolor para que pueda conocerlo, aceptarlo y superarlo (Schimpf-Herken & Baumann, 2015).
En el ámbito educativo se han encontrado también algunos de sus usos. Para exhibir algunas de las experiencias que se han presentado, está, a manera de ejemplo, el relato de Páez-Brealey et al. (2016), donde presenta que en razón del proyecto denominado Ditsú, se llevaron a cabo encuentros de teatro espontáneo, en cinco colegios de Costa Rica, con jóvenes de dieciséis a dieciocho años, con la finalidad de promover en estos la asunción de un rol activo como agentes de cambio ante las manifestaciones de violencia en sus comunidades y entornos, derivando así, en la facilitación de procesos de transformación psicosocial.
A pesar de que tanto el teatro espontáneo como el teatro playback no se establecen como una técnica psicoterapéutica, la mayoría de los autores, al referirse a sus efectos, los nombran como terapéuticos; lo que ha hecho que hayan sido adaptados y utilizados en el ámbito hospitalario y en “servicios de salud mental”. Relacionado con los procesos de salud mental, se encuentran las experiencias narradas por Montuori (2019), acerca de la participación de la Compañía de Teatro Espontáneo L’Impegnata en diversas funciones de teatro; una de ellas es la experiencia donde se invitó a la compañía a representar historias de las personas afectadas por el alzheimer y sus familiares, con el propósito de dar espacio a las emociones de los presentes acerca del miedo relacionado al futuro de los familiares luego de la aparición de la enfermedad y también generar un diálogo acerca de los recuerdos perdidos. Sobre esta experiencia, el autor resalta que “aquella función fue un acto de memoria colectiva y de pérdida que nos enfrentó al dolor, a las ausencias, a las heridas que conllevan, al duelo entre memoria y olvido” (Montuori, 2019, p. 82).
En síntesis, cabría afirmar que el teatro ha sido un dispositivo de gran aplicabilidad en numerosos campos y que tiene la potencialidad de ser dirigido a diferentes poblaciones que también presentan variedad de características y problemáticas; además, que la relación que se establece entre las prácticas teatrales y psicológicas es muy amplia debido a que abarca diversas perspectivas.
Discusión y conclusiones
A través de este recorrido se encontraron cuatro aspectos que se destacan y se han establecido como puntos de convergencia entre el teatro como herramienta terapéutica y la psicología, y desde los cuales podría generarse una comunicación bidireccional que enriquezca ambas prácticas; estos son, el concepto de catarsis, el encuentro entre personas como práctica que promueve la curación, las mejoras en la relación que el individuo mantiene consigo mismo gracias a la utilización de ambas –teatro y psicología–, y, por último, el interés que se ha manifestado para la facilitación de procesos de transformación social.
De esta manera, se halló que hay ciertos planteamientos que se utilizan para la fundamentación de la práctica teatral en escenarios de intervención y que se alinean con algunos de los propósitos y postulados que se han utilizado desde la psicología en escenarios de participación grupales e individuales; de hecho, a pesar de no definirse como una terapia, los efectos terapéuticos derivados de las experiencias de teatro espontáneo y teatro playback, pueden relacionarse con algunos de los resultados que se esperan obtener en procesos psicoterapéuticos.
Una de las impresiones más destacadas en relación a las concepciones acerca de los elementos terapéuticos del teatro, es la catarsis que viven tanto espectadores como actores, derivada de la función teatral y que es planteada por Aristóteles en su obra Poética. Este término es ampliamente utilizado en la actualidad por la psicología y en la práctica de la profesión; en razón de esto, se puede reconocer como uno de los elementos que se han extraído de las propuestas teatrales de la antigüedad, con la finalidad de adaptarlos y nutrir la disciplina psicológica.
El teatro griego fue el primer lugar donde se introdujo el término catarsis relacionado con aspectos terapéuticos; a partir de esto, Moreno lo retoma aplicándolo a su Teatro de la Espontaneidad y al psicodrama. Sin embargo, desde lo planteado en Serrano Hortelano (1995), esto se retoma gracias a la elaboración realizada por Breuer, a través de la práctica clínica, en la cual lo catártico se define como la descarga motriz que sufría el paciente, derivada de ciertos procesos de hipnosis; a la par que Freud, lo introduce en la práctica psicoanalítica como un medio que facilita el insight, llegando a ver los procesos catárticos como el reflejo de un proceso psicoanalítico positivo.
Además de la función catártica, otro de los aspectos a los que se les ha hecho énfasis desde la práctica teatral, que se relaciona también con postulados de la psicología, es la potencialidad curativa del encuentro entre personas. Este término es planteado por Moreno en sus principios y utilizado por autores como García Dávila y Montuori desde la descripción de sus experiencias, relacionadas con teatro terapéutico en diferentes campos de intervención. A través de este postulado, se afirma que el principio fundamental para todas las formas de curación emocional es el encuentro de forma genuina entre personas.
La construcción del encuentro entre personas tiene relación con la propuesta de Buber, ya que desde su “filosofía del encuentro” teorizó acerca de la relación Yo-Tú y de la vinculación que establece el ser humano con el entorno que lo rodea, aseverando que este encuentro es determinante para su existencia; “Buber indica con esto que el hombre solo no existe, sino sólo en relación, por lo tanto, existimos de manera en que entramos en relación con el otro o con lo otro” (Cohen Cohen, 2007, p. 8).
De manera similar, al rastrear la definición del término de encuentro entre personas desde Moreno y otros autores, fueron halladas congruencias directas entre algunas fundamentaciones teatrales y ciertos conceptos a los que se les ha dado importancia y uso en la práctica psicoterapéutica desde diversas corrientes como la psicoanalítica, y, en especial, con la corriente humanista-existencial, según lo planteado por Méndez López (2014); la cual otorga gran valor al encuentro entre terapeuta y paciente, debido a que es gracias a ese encuentro que se da el establecimiento de un vínculo auténtico en la relación dialógica entre estos, situación que es interpretada por Rogers como una condición ineludible para el éxito terapéutico (Méndez López, 2014).
Tomando en cuenta que el proceso psicoterapéutico denota por sí mismo un encuentro entre personas –comúnmente denominados paciente(s) y terapeuta–, alineadas por un propósito, podría pensarse la psicoterapia como un encuentro escénico en el que surgen emociones de manera espontánea. En razón de esto, cabría preguntarse acerca de las potencialidades curativas que pueden llegar a obtenerse en términos de la curación y reflexión del paciente sobre sí mismo, si se presentara una conjunción entre psicología y el teatro espontáneo o el teatro playback, para la intervención.
Por otro lado, pese a las diferentes acepciones que se encuentran acerca de los objetivos de la psicoterapia a partir de cada una de las corrientes epistemológicas, desde Ávila (1994), se propone que:
la finalidad principal de la psicoterapia es tanto el incremento de la autocomprensión que el paciente tiene de Sí mismo, a través de los métodos de comunicación que facilita el terapeuta, como el logro de cambios específicos en la conducta. (p. 12)
Una finalidad similar se espera desde el planteamiento de Moreno, relacionado con el trabajo de la espontaneidad, ya que desde ambos campos se da un papel protagónico a la mejora de la relación del individuo consigo mismo. Teniendo en cuenta esto, Moreno (como se cita en Fernández et al., 2013) afirma que el teatro es una vía para que el individuo crezca y se supere, ya que al trabajar la espontaneidad se favorece la relación que mantiene con su cuerpo, lo que se ve reflejado en la expresión corporal, la capacidad de comunicación y la relación general consigo mismo.
En pocas palabras, acerca de las concepciones de lo terapéutico en el teatro espontáneo y playback, todo lo previamente expuesto hace posible plantear que gracias a la conexión que el individuo genera con su cuerpo a través del teatro, este instrumento tendría la potencialidad de ser terapéutico; en tanto permite la mejora en la expresión emocional del sujeto, generando un sentimiento de desahogo o la llamada catarsis, así como encontrarse con otras personas en la escena que le ayudan a re-conocerse y comprenderse –que en el espacio psicoterapéutico es el encuentro entre terapeuta y paciente–, lo que permitirá derivar en la mejora de su relación consigo mismo y su crecimiento personal.
Los elementos anteriormente expuestos plantean una idea de cambio desde el teatro que han manifestado tanto a nivel individual como colectivo a través de la búsqueda de la transformación social, y que, de igual manera, se relaciona de manera amplia con algunos de los objetivos de la psicología en campos de intervención comunitaria; esto confluye con ciertas problemáticas que se han buscado abordar a través de propuestas teatrales y lo ha situado en diversos escenarios. Teniendo en cuenta lo anterior, Vega Lezcano (2015) afirma que el uso del teatro como proceso que destaca la creatividad, aplicado al campo de la intervención social, permite hablar de este como una herramienta que facilita la creación de vivencias, donde el diálogo como instrumento primordial permite a la comunidad empoderarse y generar cambios en su entorno.
La psicología comunitaria (PC) en Latinoamérica ha hecho especial énfasis en los propósitos anteriormente mencionados; siguiendo lo expuesto por Maritza Moreno (2010), la PC ha perseguido una transformación comunitaria que surja de la participación y el compromiso de las personas implicadas en la comunidad a través del trabajo colectivo, esperando a su vez que estas transformaciones se alineen con las necesidades específicas de la misma comunidad. En consonancia con este argumento, Páez-Brealey et al. (2016) propone que la metodología del teatro espontáneo implica que la población con la que se lleva a cabo el ejercicio teatral participe de forma activa y directa tanto en talleres como en la representación de historias propias, buscando contribuir a la problematización y concientización de las problemáticas sociales circundantes a quienes hacen parte del taller.
En este sentido, es de suma importancia resaltar la amplia relación que se maneja entre el teatro y la psicología, y que es debido a la amplitud de esta relación que hay muchos temas que no lograron ser englobados en la presente investigación. Por lo tanto, mi deseo es plantear una invitación abierta a seguir escudriñando los puntos de congruencias epistemológicas resaltados aquí y los nuevos que emerjan, ya que compartimos varias similitudes con el teatro y los efectos terapéuticos que puedan derivarse de este. El teatro es transformador, por consiguiente, es un instrumento que puede enriquecer la práctica psicológica desde lugares inimaginables. En ese sentido, hay un camino largo e interesante por explorar.
Como estudiante de psicología, los resultados aquí presentados me llevan a preguntarme: ¿cómo podríamos ampliar la mirada interdisciplinar de la psicología?, ¿cómo podrían enriquecerse las enseñanzas de la psicología si en nuestra formación se incluyesen elementos metodológicos y epistemológicos del teatro? Estas dudas son pertinentes en la medida en que hay muchos términos que son utilizados en la práctica de la profesión que se derivan de conceptos teatrales; un ejemplo de esto es el concepto de catarsis, teniendo en cuenta que desde ambas perspectivas podría hacerse una pequeña generalización del término, sin obviar las particularidades planteadas desde cada una, estableciéndolo como una descarga de energía.
De esta manera, es válido hacer la aclaración de que la necesidad catártica antecede a la psicología; elemento que me genera gran duda acerca de la individualización del término que se ha dado desde la profesión y también del sufrimiento del individuo, ¿qué podríamos comprender en relación al sujeto si conociéramos de una forma más amplia la significación del concepto catarsis en el teatro con relación a la catarsis desde la psicología?, ¿cómo esto podría aportarnos a los procesos de transformación social?
Por último, el mero hecho de pensar la psicoterapia nos hace pensar en un encuentro entre personas; por lo tanto, la psicoterapia podría verse como una situación escénica que se ensaya y en la que se trabaja desde la espontaneidad. En razón de esto, se podría generar un diálogo desde esta perspectiva con el teatro, pensando que desde ahí sería posible ampliar el repertorio de actuación de los profesionales en psicología para hacer frente a diversas situaciones que emergen en la cotidianidad de la práctica de la profesión.
Conflicto de intereses
La autora declara la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole.
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Notas de autor
Valheria Rojas Cardona
Estudiante decimo semestre del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó. Medellín-Colombia Contacto: valheria.rojasca@amigo.edu.co