Revisión de tema


Influencia de las relaciones familiares en la primera infancia1

Influence of family relationships in early childhood


Recibido: 20 de noviembre de 2018 / Aceptado: 16 de enero de 2019 / Publicado: 9 de abril de 2019


Forma de citar este artículo en APA:

Marín Iral, M. del P., Quintero Córdoba, P. A., y Rivera Gómez, S. C. (enero-junio, 2019). Influencia de las relaciones familiares en la primera infancia. Poiésis, (36), 164-183. DOI: https://doi.org/10.21501/16920945.3196


María del Pilar Marín Iral*, Paula Andrea Quintero Córdoba** y Sandra Cristina Rivera Gómez***


Resumen

Las relaciones familiares influyen significativamente en el desarrollo físico y emocional del individuo, al ser la familia una de las principales instituciones de la sociedad. El objetivo de este artículo es analizar la influencia de las relaciones familiares en el desa- rrollo de la primera infancia. Para la metodología se utilizó el enfoque cualitativo, desde la perspectiva hermenéutica, bajo la modalidad del estado del arte, por medio de una revisión documental. En los hallazgos encontrados prevalece que la familia es un factor protector influyente durante la primera infancia, y permite la construcción de valores y la instauración de normas; de acuerdo a la calidad del vínculo surgen oportunidades que propician la construcción de sus propias experiencias. Una de las principales con- clusiones es que cada familia es única y construye sus propias dinámicas con base en los límites y normas que allí se establecen, de acuerdo a sus creencias y cultura, que hacen que se diferencie una de otra.


Palabras clave

Influencia; Relaciones familiares; Primera infancia.


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1 Artículo derivado del trabajo de grado titulado "Intervención familiar: calidad de vida y comunicación" orientado por el docente investigador Mg. Alexander Rodríguez Bustamante líder de la línea de investigación "Calidad de vida" de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Universidad Católica Luis Amigó (Medellín) y por la Mg. Ana Lucía Ceballos Duque docente de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Universidad Católica Luis Amigó (Medellín). Este trabajo de grado fue socializado ante el colectivo de investigadores del grupo de investigación "Familia, desarrollo y calidad de vida" categoría (C) ante Colciencias.

* Estudiante del noveno semestre del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó, Medellín-Colombia. Correo electrónico: maria.marinir@amigo.edu.co

** Estudiante del noveno semestre del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó, Medellín-Colombia. Correo electrónico: paula.quinteroco@amigo.edu.co

*** Estudiante del noveno semestre del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó, Medellín-Colombia. Correo electrónico: sandra.riverago@amigo.edu.co

Abstract

Family relationships significantly influence the physical and emotional development of the individual, as the family is one of the main institutions of society. The objective of this article is to analyze the influence of family relationships on the development of early childhood. A qualitative approach was used as methodology, from the hermeneutic perspective, under the modality of the state of the art, through a documentary review. As a result of this investigation, it prevails that the family is an influential protective factor during early childhood, and allows the construction of values and the establishment of norms; according to the quality of the family bond, opportunities arise that favor the construction of their own experiences. As a conclusion, an interesting finding was that families are unique and build their own dynamics according to the agreements that they have, influenced by their beliefs and culture.


Keywords

Influence; Family relationships; Early childhood.

Introducción


La familia es la principal institución de la sociedad, la cual educa e impulsa al desarrollo del niño durante la primera infancia2. Todos nacemos como un ser individual, pero al pasar el tiempo nos convertimos en seres sociales y vamos adquiriendo nuestras propias ideas, valores y expectativas, las cuales van estructurando características propias y van definiendo las formas de relacionarnos. Resulta relevante nombrar a la familia como la principal formadora en pautas de comportamiento; de acuerdo a esto, el niño sabrá relacionarse posteriormente con otros sujetos en su socialización secundaria, como el colegio y otros entes sociales. Así las cosas, es fundamental estudiar cómo la educación y la familia promueven o dificultan la relación de los niños por fuera de su entorno familiar.


En este orden de ideas, el presente artículo tiene como propósito analizar la influencia de las relaciones familiares en el desarrollo de la primera infancia, considerando la infancia como una etapa trascendental en la formación integral de todo individuo. Dentro de las dinámicas internas familiares se viven situaciones que generan dificultades en su interior, y generalmente los más afectados son los niños en su primera etapa de desarrollo. Una de las principales situaciones de conflicto familiar se da por los desacuerdos entre los padres en la forma de educar y disciplinar a los hijos, también situaciones como la separación de los padres, el no reconocimiento ante la norma por parte del niño, los vacíos emocionales por la carencia de afecto, la falta de comunicación, la calidad del tiempo que se dedica a los niños, la escasez de recursos económicos al interior familiar y los conflictos por desacuerdos entre sus miembros. Las diferentes problemáticas generan impar- cialidades en el núcleo familiar y se han vuelto foco de atención para la sociedad actual.


Siendo la familia el primer y principal educador para la formación integral durante la primera infancia, la cual ayuda a la estructuración de su personalidad y lo prepara para los diferentes ámbitos de interacción social, se da la importancia de abordar el tema a desarrollar, sobre la influencia de las relaciones familiares en la primera infancia, reconociendo que cada familia tiene su propio sistema de relacionamiento y comunicación, el cual la hace diferente una de otra. Muñoz (como se citó en Infante y Martínez, 2016) afirma que la familia es promotora del desarrollo del individuo, por lo que se convierte en el elemento más propicio para la crianza y educación del ser humano, ya que es donde se promueve su desarrollo personal, social y cognitivo. Lo mencionado resalta la importancia de la familia como un factor influyente en el desarrollo, durante la primera infancia, ya que esta tiene como labor fundamental la formación y preparación de los niños y las niñas, para incursionar en las relaciones interpersonales que surgen en la escuela y en las demás relaciones sociales en las cuales estos interactúan desde edad temprana.


De acuerdo con Cebotarev (2003) "no existe un modelo 'único' de familia válido históricamente, o específico de alguna sociedad en particular, sino que hay una multiplicidad de estructuras familiares que pueden satisfacer las demandas individuales y sociales de una sociedad" (p. 7). En la familia


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2 Para efecto del presente texto, esta denominación corresponderá al femenino y masculino de la primera infancia.

se propicia un espacio en el que se comparten experiencias personales y vivencias de cada uno de los miembros de la misma con sus diferentes personalidades, lo cual da pie a un ambiente familiar en el que surge la comunicación, el afecto, y la formación moral y social.


A lo largo de la historia, la familia ha ido evolucionando sin quedarse en un solo estado; ha pasado de ser clásica, contemporánea a moderna. Para Triana, Ávila y Malagón (2010) la familia se ha ido transformando de tipo nuclear a monoparental, debido a las necesidades económicas en el hogar y a diversas situaciones de pobreza, que han llevando a que la mujer se vincule al mundo laboral.


Finalmente, este artículo da cuenta de cómo surgen y se desarrollan las relaciones familiares y su influencia en la primera infancia, por medio de tres apartados, los cuales se constituyen como resultados del estudio. 1. Dinámica interna familiar: una construcción permanente, en el cual se evidencian los vínculos afectivos y las relaciones familiares; 2. La familia como factor protector en la primera infancia, vista desde la comunicación, la cual engloba la calidad de vida, la psicología y la educación, 3. Prácticas de Crianza por medio de las prácticas educativas familiares, los tipos de padre y estilos parentales. El artículo finalizará con las conclusiones que ha dejado el desarrollo de la investigación, logrando esclarecer cómo son las relaciones familiares y su influencia en el desarrollo infantil.


Metodología

El enfoque de la investigación fue cualitativo con método hermenéutico; por medio del estado del arte hizo la búsqueda en diferentes bases de datos de revistas indexadas y revistas de universi- dades nacionales e internacionales que han realizado importantes trabajos referidos al tema de investigación; además, se codificó y se procedió con la lectura de los artículos encontrados, para extractar las citas textuales más importantes, a las cuales se les realizó un comentario por parte de cada una de las investigadoras, consolidando un grupo de fichas, que fueron validadas y analizadas, en virtud de la construcción del artículo científico.


Para registrar la información se elaboraron carpetas virtuales, en las cuales se guardaron los artículos hallados en las búsquedas documentales. A cada artículo se le realizó una ficha textual que cuenta con los siguientes campos: nombre de proyecto, palabras clave, contenido del artículo, comentario, referencia bibliográfica y localización; esta ficha se guardó en la misma carpeta y se nombró en relación con número del artículo. Se utilizaron las siguientes técnicas para la organi- zación de los 55 artículos investigados: lluvia de ideas, consolidación de la información en base de datos en Excel, clasificación por categorías, y cruce entre fichas, en aras de analizar los contenidos de las mismas.


Para la lectura, interpretación y recolección de la información, se elaboró una base de datos que permitió comparar, clasificar y analizar la información obtenida, con el fin de realizar la triangulación de las categorías: dinámica interna familiar: una construcción permanente, la familia como factor

protector en la primera infancia y prácticas de crianza. Por medio de encuentros, por parte del grupo de investigación, se discutieron y analizaron los comentarios; además, se realizaron reuniones con los asesores de trabajo de grado, de tal forma que se fueran configurando unos discursos más acordes a la construcción del trabajo de investigación, a partir de herramientas como: base de datos en Excel, asociación de fichas y relaciones entre categorías y subcategorías.

Tabla 1.

Rastreo de artículos

Categoría

Internacional

Local

Nacional

Total

Dinámica Interna Familiar

3

1

1

5

Factores Protectores

12

2

12

26

Prácticas de crianza

14

4

6

24

Total

29

7

19

55

Fuente: elaboración propia.


Resultados


Dinámica interna familiar: una construcción permanente

Este acápite toma como punto de referencia las relaciones familiares y los vínculos afectivos que surgen al interior de la familia, la cual converge en un espacio de relacionamiento normativo y afec- tivo. Respecto a las relaciones familiares se aborda cómo ha sido la construcción de la familia, a lo largo de la historia, y sus cambios más significativos; también, la influencia que ha tenido la cultura en la instauración de reglas, límites, roles y jerarquías que se dan al interior familiar. En cuanto a los vínculos afectivos, se considera este como uno de los factores más esenciales e influyentes en el desarrollo emocional del niño, el cual necesita afecto para la seguridad y confianza en sí mismo y en los demás; a su vez, los padres juegan un papel importante en el control emocional de sus hijos, en tanto al tener manejo de sus propias emociones se convierten en referente para los mismos.


La familia es la escuela inicial donde surgen los primeros aprendizajes y se dan las bases del comportamiento. Cuando el ambiente es acogedor, hay motivación y se contribuye a un aprendizaje positivo respecto a las relaciones; en caso contrario, cuando el ambiente es tenso se pueden desen- cadenar conductas inapropiadas que afectan el comportamiento y las emociones. Autores como Rentería Pérez, Lledias Teilbe y Giraldo (2008) indican que la familia aporta el elemento positivo de una convivencia en armonía, sin dejar de cumplir con el papel normalizador; dicho ambiente propicia el desarrollo de los principios y valores que son fundamentales en la interacción social del individuo. Cada núcleo familiar construye sus propias dinámicas internas, de tal manera que se diferencie uno de otro; de igual forma, cada integrante es único, y de acuerdo al respeto, afecto y comunicación, se logra una interacción satisfactoria entre sus miembros. Al respecto, Gallego Henao (2012) menciona, en uno de sus textos, que:

La dinámica familiar se puede interpretar como los encuentros entre las subjetividades, encuentros mediados por una serie de normas, reglas, límites, jerarquías y roles, entre otros, que regulan la convivencia y permite que el funcionamiento de la vida familiar se desarrolle armónicamente (p. 333).


De acuerdo a las dinámicas familiares que han sido permeadas por el equipaje cultural, cada familia ha traído consigo diversos cambios que se ven reflejados en el desarrollo psicoafectivo de los hijos. Autores como Gallego Henao (2012), Moré Peláez, Bueno Velazco, Rodríguez Atanes y Olivera Zunzunegui (2005), y Solís Cámara Reséndiz y Díaz Romero (2007), convergen en que las relaciones familiares son trascendentales en la crianza de los hijos, por las diferentes dinámicas que surgen de las subjetividades, de acuerdo a los encuentros que se dan por una serie de normas, reglas, límites y jerarquías que regulan la convivencia y permiten el funcionamiento de la vida familiar, a través de la interacción y del medio cultural y social; de esta manera, surgen diversos cambios en las nuevas generaciones de familias, que emergen constantemente en la sociedad, y cuyos cambios son el eje de diferentes transformaciones familiares, culturales y económicas.


A través de los tiempos, la familia ha sido generadora de grandes cambios. Es importante destacar que es una institución que posee gran influencia en la sociedad y en cada una de las personas que la integran, por ser determinante en el desarrollo psicológico durante la primera infancia, en el que influyen tanto los factores heredados genéticamente como los factores ambientales, los cuales, integrados con la relación entre los miembros de la familia, marcan la pauta del comportamiento de los niños y niñas, para determinar la interacción de estos en los diferentes contextos de su vida. Según Zuluaga (2004):


La familia es el “lugar social” en el que el niño o la niña nace y se desarrolla en sus primeros años, por tanto, en esta se configura el punto de vista desde el cual se aprende a contemplar la sociedad más amplia (p. 95).


La familia es esa estructura relacional con la que cuentan los niños y las niñas al nacer; más que un lugar social es una fuente significante de valores, respeto y confianza, donde se enseña el reconocimiento de sí mismo; es en la familia donde se desarrollan distintas habilidades, las cuales serán de gran ayuda para que los infantes interactúen en la sociedad y sean partícipes de su propia identidad. Urzúa, Caqueo-Urízar, Albornoz y Jara (2013) consideran, entonces,


La influencia del contexto sociocultural en la evaluación que hacen los menores de su bienestar y que el estudio de la Calidad de Vida implica la evaluación tanto de factores del entorno material u objetivo como a factores psicosociales o subjetivos de los niños, es que se hace necesario seguir desarrollando conocimientos en torno a la Calidad de Vida de este grupo etáreo, considerando las diferencias individuales, culturales y sociales, ya que estas son una base para comprender y lograr un mejor acercamiento a la realidad en que se desenvuelven (p. 278).


Cabe señalar que para la sociedad debe primar la calidad de vida y la educación integral en la primera infancia; en tanto, por medio de esta se ayuda a mitigar el bajo rendimiento escolar, el déficit de atención, los problemas en el desarrollo del lenguaje y desarrollo cognitivo, entre otros. Vale la

pena mencionar que la familia ha sido modificada y pensada como una estructura abierta, donde se discuten acuerdos, normas e identidades sexuales que le dan un toque de originalidad al núcleo familiar. Además, ha sido considerada como un sistema cambiante donde cada miembro familiar interactúa entre sí, estableciendo límites y roles que tienen como función proteger y facilitar la integración de sus miembros. Para Abelleira (2006) la palabra familia ha sido modificada y pensada en el siglo XXI como una estructura abierta, donde se discuten acuerdos, normas e identidades sexuales.


En las relaciones familiares se dan varias interacciones entre sus miembros; una de ellas es la que viven los hermanos entre sí, como una experiencia desde que llega un nuevo miembro a la familia; el comportamiento entre ellos está muy permeado por el trato que dan sus padres a cada uno de sus hijos. Arranz Freijo (2000) menciona que,


una vez justificada la especial influencia de la interacción familiar en el desarrollo psico- lógico infantil, cabría pensar que aquellos rasgos, estrategias, ideas, etc. Adquiridas en la familia van a ser transferidos a la interacción del sujeto en otros contextos interactivos (p. 314).


De acuerdo a las experiencias familiares que se dan durante la primera infancia, cada sujeto construye su propio aprendizaje; para Zapata Ospina y Restrepo Mesa (2013) "los aprendizajes son entonces elementos clave para la vida y desarrollo de los sujetos, los valores y creencias imperantes son determinados cultural y socialmente, según el entorno" (p. 220); las diversas teorías que se han interesado en el aprendizaje, coinciden en examinar qué se trata de un proceso en el cual los seres humanos cambian sus ideas, acciones, comportamientos y actitudes.


En este orden de ideas, es importante reconocer que los vínculos afectivos surgen inicialmente en la familia; de hecho, en sus investigaciones, Bordoni (2018), Vargas-Rubilar y Arán-Filippetti (2014) y Cuervo Martínez (2009), afirman que las estimulaciones que se realizan a niños y niñas serán ajustadas a cada fase del desarrollo. La familia es un elemento importante en el desarrollo socio afectivo del infante, debido a que desde el nacimiento los niños y niñas adquieren un contacto permanente con sus padres, cuidadores y personas más cercanas a ellos. En este sentido, la familia siempre está en una construcción permanente, ayudando a propiciar el desarrollo psicoa- fectivo en la primera infancia; es así como Cuevas Jiménez, Covarrubias Terán y Gómez Herrera (2015), hacen también referencia a las condiciones culturales y sociales que contribuyen a un desarrollo armonioso y óptimo de manera dinámica, lo cual nos lleva a pensar en un ser único que, al relacionarse con los demás, va construyendo sus costumbres, creencias y valores, de manera que lo distingan de otros; además, Cuevas et al. (2015) resaltan la importancia de la escuela en la formación y crecimiento durante la primera infancia, propiciando un ambiente sano que acompañe en todas las etapas de la vida.


La educación emocional se adquiere por excelencia en la familia, apoyado por la escuela; como indican Oros, Manucci y Richaud de Minzi (2011) el hogar es el primer espacio para una adecuada educación emocional, el cual debería ser un proceso natural, dinámico y constante en el desarrollo

infantil; los docentes a su vez están encargados de enseñar habilidades, emociones y valores que potencian el aprendizaje en la primera infancia. De acuerdo a las relaciones de los padres con sus hijos, surge un aprendizaje en el manejo emocional, lo cual permite que niños y niñas adquieran habilidades para la vida; en este orden de ideas, el papel de las instituciones educativas es muy importante, porque son quienes refuerzan la tarea de los padres, con procesos académicos encami- nados a la construcción de valores y manejo emocional.


Según Henao López y García Vesga (2009) "la comprensión de las emociones y la toma de perspectiva emocional se comienzan a desarrollar desde edades tempranas" (p. 790); las emociones hacen parte de la vida, por tanto la primera infancia es la etapa en la cual los niños y niñas, de acuerdo a sus experiencias, van aprendiendo acerca de ellas, y el rol de los padres es importante, porque se vuelven modelos para sus hijos; si los padres controlan sus emociones hay mayor proba- bilidad de que los niños y niñas también lo hagan.


Las familias viven en su interior dificultades emocionales que ocasionan desintegración entre sus miembros, lo que genera afectación especialmente en los niños y niñas, por ser vulnerables a los cambios abruptos que allí se dan; según mencionan Agudelo (2008) y Álvarez (2006) en algunas familias se dan eventos de separación conyugal, lo cual es un suceso confuso para los implicados; no sólo para la pareja separada, sino también para los hijos, lo cual aqueja el ámbito afectivo, social y espiritual. En una situación de separación de los padres, los niños se ven en la necesidad de reorganizar emociones y tal vez comportamientos dirigidos a los mismos padres, donde probablemente quieren atraer la atención de ellos; los hijos sufren esta separación y posible- mente comienzan con dificultades en su desempeño escolar, también repercute en su salud mental, pero no por haber sido directamente afectación de la separación, sino por la forma en la que esta separación se llevó a cabo, y la forma en cómo fue abordada para informar al menor. Es primordial tener una comunicación asertiva con los hijos, respecto a las diferentes problemáticas que se dan al interior del hogar, para que ellos formen parte en la toma de decisiones dentro y fuera del contexto familiar.


Cuando los padres y cuidadores dan ejemplo, y ofrecen confianza y seguridad al interior de la familia, se propicia un ambiente cálido y de respeto que contribuye significativamente a la autoestima positiva, el autoconcepto, la seguridad y confianza durante la primera infancia, logrando que se valoren a sí mismos y a las demás personas. Cuando los niños y niñas se sientan valorados y amados pueden alcanzar a futuro una independencia física y emocional. Vargas Rubilar y Oros (2011), y Torío López, Peña Calvo y Inda Caro (2008) coinciden al afirmar que en un ambiente familiar sano y estructurado los infantes son sujetos activos, y sus actitudes y experiencias son un aspecto significativo en la configuración de su autoconcepto y autoaceptación. En palabras de Cuervo Martínez (2009):


La falta de afecto, el afecto negativo o la desaprobación a toda acción o comportamien- to de los padres, se relaciona con problemas externalizantes y con baja autoestima en niños y, además, la vinculación insegura con los cuidadores como un factor de mayor vulnerabilidad para la psicopatología infantil (p. 113).

El afecto ayuda favorablemente en la estructura psicoafectiva en la primera infancia; cuando el referente de los padres es positivo, este favorece su desarrollo y se convierte en un factor protector que genera seguridad, confianza y fraternidad, ayudando así al fortalecimiento de las relaciones interpersonales.


La familia como factor protector en la primera infancia

En las prácticas internas familiares surgen acciones que contribuyen al cuidado y desarrollo integral durante la primera infancia; por tanto, en este apartado abordaremos temas como la comunicación, calidad de vida, educación y aspectos psicológicos, los cuales son necesarios para fortalecer los vínculos relacionales.


En cuanto a la comunicaciónes un factor primordial en las relaciones familiares; de su nivel depende, en gran medida, la calidez de las relaciones e interacciones entre sus miembros; además, permite a la familia expresar sentimientos, emociones y necesidades que favorecen la cohesión y adaptabilidad. En este sentido, encontramos que cada familia elige la manera de comunicación en su interior; para Chunga (2008): "El nivel de la comunicación familiar tiene una importancia funda- mental para sus miembros ya que permite mantener las condiciones del sistema familiar" (p. 111). El sistema comunicacional posibilita al interior de la familia su fortalecimiento, y se genera un espacio de confianza y apoyo, en el cual se expresa con tranquilidad lo positivo, lo negativo y las acciones de mejora, motivando el fortalecimiento de los vínculos familiares, expresión última que viabiliza el encuentro entre los subsistemas de la familia y su entorno propio e identitario.


En la comunicación familiar se presta atención a la comunicación verbal y no verbal, especial- mente con los niños y niñas que a temprana edad no logran expresar con palabras lo que sienten y piensan, por tanto, se hace importante la comprensión, la cual ofrece seguridad y afianza los vínculos relacionales familiares.


Martínez, Salgado y Anaya (2014), infieren que "la comunicación, además de definir la relación entre los miembros, plasma lo que estos son realmente como personas, es decir, conforma y además proyecta el sentido de identidad de los integrantes de una familia" (p. 456). Así las cosas, la manera cómo interaccionan los miembros de la familia entre sí, da cuenta del tipo de relación y la comunicación que manejan, la cual se proyecta a las relaciones interpersonales de sus miembros. En su discurso Cuevas Jiménez et al. (2015) referencian que el ser humano desde su nacimiento se desenvuelve en sociedad y se apropia de una cultura a través de la interacción con el otro; el medio externo contribuye al desarrollo infantil que vincula a un sistema de comunicación, el cual le permite tener una independencia y autonomía como ser humano.


Durante los primeros años de vida los niños y niñas comienzan a descubrir un lenguaje, el cual se va formando por medio de una comunicación activa e interactiva; según lo mencionan Sampayo Hernández y Lezcano Palacio (2014) el no tener una buena comunicación puede hacer

que en ocasiones no se detecten enfermedades oportunamente, lo cual genera un malestar que se hace manifiesto en el comportamiento del infante, y conlleva a un aislamiento, porque se sienten inseguros.


La práctica comunicativa activa en el entorno familiar es un factor primordial, en el que tanto el emisor como el receptor cumplen un rol importante, que hace que el diálogo y la interacción se vinculen a una comunicación dinámica. Autores como Ramírez (2005b) argumentan que: "En cuanto a la comunicación padres-hijos, existen padres altamente comunicativos, utilizan el razona- miento para obtener la conformidad del niño, explican las razones de las medidas punitivas, piden opinión, animan a expresar argumentos y escuchan razones" (pp. 4-5). De acuerdo a lo anterior, cuando los padres son abiertos a la comunicación alientan a sus hijos a expresarse con mayor facilidad, y les generan confianza para opinar, argumentar sus ideas y mostrar con mayor facilidad sus sentimientos y emociones.


A partir del texto citado por García Sánchez (2003), Berger ha dicho que la realidad subjetiva se construye en relación con los otros, y que "el vínculo más importante del mantenimiento de la realidad es el diálogo" (p. 57), y cuando se interactúa con los demás se construyen realidades; cada sujeto es un interpretante, un lector del mundo subjetivo que todos los días se construye, a partir de las vivencias propias y del otro. Es en esa consonancia de vivencias que comprendemos al otro como un distinto que amerita ser escuchado en su propia humanidad.


A lo largo de la historia los seres humanos han manifestado preocupación por mejorar sus condiciones de existencia y desarrollo, de tal manera que les ofrezca seguridad en los campos económico, político y social. De acuerdo a lo anterior, Urzúa et al. (2013) infieren que: "La calidad de vida infantil está asociada con las propias vivencias de los menores, la de sus familias como con variables del entorno sociocultural donde se desarrollan" (p. 276). Cada familia e individuo tiene diferentes necesidades, de acuerdo a sus propias percepciones adquiridas por las experiencias familiares y culturales.


Así mismo, autores como Arranz, Oliva, Olabarrieta y Antolín (2010), y Díaz, Bacallao Gallestey, Vargas-Machuca y Aguilar Velarde (2017) hacen referencia a la influencia que tiene el estatus socio económico y la pobreza en el desarrollo cognitivo durante la primera infancia; debido al nivel económico y cultural de la familia se propician ambientes favorables o desfavorables que reper- cuten en el aprendizaje del infante; estos factores pueden ser: déficit de atención, problemas en el desarrollo del lenguaje, desarrollo cognitivo y poca capacidad para relacionarse con las demás personas. La carencia de recursos económicos al interior de una familia, en ocasiones porque los padres no tienen empleo, genera angustia e incertidumbre, lo cual afecta las dinámicas familiares, siendo los más afectados los niños y las niñas, en tanto pueden presentar problemas de nutrición, y cargan con las frustraciones de sus padres; lo anterior, dificulta su adecuado desarrollo cognitivo. En palabras de Failache, Salas y Vigorito (2018) la alimentación es primordial en la primera infancia, por tanto, indican que:

En relación con las características propias de los niños, Glewwe (2005) señala que la situación nutricional en las distintas etapas de la primera infancia, así como un conjunto de decisiones que toman los padres en esta etapa (tales como los cuidados prenatales, lactancia y selección de centro educativo), constituyen elementos centrales para com- prender los desempeños educativos posteriores (p. 86).


La nutrición es fundamental en la primera infancia; durante este periodo la alimentación está vinculada a la formación, en ambientes como la educación y las relaciones interpersonales que el sujeto adquiere en su entorno. Arita Watanabe (2005) en su artículo "La capacidad y el bienestar subjetivo como dimensiones de estudio de la calidad de vida", menciona que para Maslow, alimen- tarse, vestirse, tener vivienda y cuidar la salud hace parte de las necesidades esenciales reque- ridas, que posibilitan la satisfacción del individuo. Así mismo, el contar con un círculo familiar, que le permita una socialización, establecer vínculos de relacionamiento y una comunidad que le ofrezca seguridad, permite desarrollar habilidades físicas, mentales y sociales. Maslow (1970) (como se citó en Arita Watanabe, 2005), menciona, en su jerarquía de necesidades, las siguientes: fisiología, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización; así las cosas, en la actualidad hay familias que carecen de algunas necesidades en particular, lo cual no favorece el desarrollo infantil.


En este punto, es importante hablar de educación, ya que es un proceso que facilita la formación para el desarrollo de capacidades intelectuales, morales y afectivas en la infancia; por medio de la educación se potencia el desarrollo intelectual, reconociendo en los niños y niñas su individualidad, en aras de crear ciudadanos independientes, libres y con capacidad crítica; durante esta etapa se sientan las bases para enfrentarse a la vida adulta.


Arranz Freijo (2000) plantea que la influencia del entorno familiar y las primeras experiencias del niño son fundamentales al momento de ingresar en el mundo escolar; Henao López, Ramírez Palacio y Ramírez Nieto (2007) indican que: "Al ingresar el niño al contexto escolar, llega con un conjunto de conocimientos previos adquiridos en el entorno familiar y social que lo han rodeado en sus años primeros" (p. 235); la formación en la primera infancia se ha convertido en una responsabilidad conjunta de las familias e instituciones educativas; estas últimas buscan espacios que permitan asesorar y acompañar tanto a los niños y niñas como a sus padres, para que sientan que en este espacio son escuchados e informados, de acuerdo a sus dificultades, y que propone posibles soluciones; el tema principal frente al trabajo con los padres es la autoridad y la norma, por ser foco de dificultad entre los miembros de la familia. De acuerdo con Ramírez Robledo, Quintero Arrubla y Jaramillo Valencia (2015):


A la familia hay que convocarla, atraerla, reconocerla y posibilitarle espacios de encuen- tro con la institución, para que comprenda que el proceso de educación y socialización de los niños y niñas es un asunto de corresponsabilidad, y por tanto su papel es funda- mental (p. 111).

Igualmente, la socialización se refuerza por medio de la incursión de los niños y niñas a la escuela, ya que es el segundo lugar relevante para la formación y desarrollo integral; de acuerdo con Seguí León, García Román y Hernández Arencibia (2016) "La familia es la encargada en el orden biológico de que la sociedad exista y, una de sus funciones más importantes y decisivas para el desarrollo de la humanidad es la educación y socialización de los individuos" (p. 54).


Con respecto a la familia, cuando se socializan los valores en su interior, se facilita la labor de enseñar en la escuela; para Ortega Ruiz y Mínguez Vallejos (2003) el reto de la escuela actualmente es cumplir con nuevas demandas para las cuales no está preparada. Los valores están presentes en la vida diaria de los niños y niñas, tanto en lo que piensan como en lo que hacen; además, regular- mente se asocian los patrones de conducta con el medio socio-familiar. Cuando los niños y niñas llevan a la escuela conductas agresivas, estos comportamientos son relacionados con situaciones que están viviendo al interior del hogar; en algunas ocasiones pueden ser de manera inconsciente, pero afectan las relaciones interpersonales durante la primera infancia. En este orden de ideas, para Londoño y Viveros (2012) los niños pueden hacerse responsables de sus comportamientos inapropiados, siempre y cuando tengas los mecanismos adecuados infundidos en la familia y en la escuela.


La familia y la escuela realizan una labor conjunta en la que ambos trabajan en beneficio de los niños, con el fin de ofrecer seguridad y protección; sin embargo, el maltrato infantil es vivido de manera diferente, de acuerdo al contexto y gravedad; indican Morelato (2011) y Kokoulina Cherevach y Fernández Martínez (2016) que el maltrato al interior familiar, durante la primera infancia, es un riesgo que tiene el infante para desarrollar trastornos psicológicos. Los contextos familiares en la infancia representan vínculos trascendentales para comprender la salud física y mental a lo largo del desarrollo humano; de igual manera, la edad y el desarrollo cognitivo y emocional que tiene cada individuo le permite afrontar las adversidades de la vida y hacer resiliencia para seguir adelante con su proyecto de vida.


El contexto familiar es de gran influencia para el desarrollo de la personalidad durante la primera infancia; de este modo, es la familia quien le ofrece los soportes necesarios para su desarrollo psicológico; el infante podrá ir modificando su conducta a través de sus experiencias adquiridas y trasladarlas al entorno social; de acuerdo con Noroño, Cruz, Cadalso y Fernández (2002) "La influencia del medio familiar es determinante en el desarrollo de la personalidad del niño, pues es en la familia donde se realiza el aprendizaje para la vida social" (p. 139).


Para Oiberman (2001), (como se citó en Izzedin y Pachajoa, 2009) en el transcurso de la historia prevaleció una actitud hostil hacia la población infantil, pero a la vez hubo una tendencia de proteger a los más pequeños; si bien se habla de poca protección al infante en la historia, actualmente se cuenta con diferentes instituciones que velan por la protección a la primera infancia. Es necesario generar conciencia en padres y cuidadores, debido a las evidencias de maltrato físico, psicológico y emocional en el cual se ven comprometidos los niños y las niñas en diversas problemáticas contem- poráneas. Es por esto que Donovan, Oñate, Bravo y Rivera (2008), plantean que la protección y

promoción de los derechos de la infancia no solo se solucionan con políticas sociales, sino que deben incluir un acompañamiento psicoeducativo, especialmente para la población más desam- parada, evitando así alteraciones en la estructura familiar.


De hecho, se está ante una época en la que mantener el equilibrio entre tiempo familiar y las responsabilidades en el trabajo demanda una exigencia muy significativa para los padres; por tanto, Jiménez Figueroa y Moyano Díaz (2008) refieren que tratar de equilibrar estas dos áreas de la vida no es fácil, pues muchas veces el trabajo genera estrés y este se descarga en casa; o, al contrario, las situaciones familiares distraen de las responsabilidades laborales. Por esto, saber administrar el tiempo, establecer prioridades y tener comunicación puede ayudar a equilibrar familias, de manera que estas vivan en armonía.


Prácticas de crianza

Hablar de prácticas de crianza implica partir de las diferencias sociales y culturales que se repre- sentan a través de cada familia. Para abordar este tema es necesario hablar de prácticas educati- vas familiares, tipos de padres y estilos parentales, los cuales se vinculan con el infante en todo su desarrollo.


Las pautas de crianza han evolucionado considerablemente a lo largo de la historia; en su artículo Izzedin y Pachajoa (2009) hacen referencia al trato que recibía el niño entre los siglos XIV-XVI, donde prevaleció una actitud hostil; no obstante, el cambio es evidente y ha favorecido el desarrollo evolutivo de los niños y las niñas, ello porque actualmente son tratados como sujetos con derechos, además los castigos físicos y psicológicos han quedado atrás; en la actualidad la educación es basada en el diálogo, el juego, el afecto, el respeto y la comprensión.


La familia ha ido teniendo cambios significativos; anteriormente las madres se encargaban de la crianza de sus hijos, mientras los padres eran los proveedores, tenían a cargo el sustento económico de toda la familia. Podemos decir que estos contextos han cambiado y ahora algunos grupos familiares han delegado a guarderías, escuelas, cuidadores, entre otros, el cuidado de sus hijos.


Los padres son la primera figura de autoridad para los hijos; por tanto, estos son importantes, además de las prácticas educativas y el ejemplo que se imparte en la familia, ya que tienen gran influencia para sus hijos, y se vuelven modelos y referentes a seguir; para Henao López et al. (2007),


Se entiende por prácticas educativas familiares aquellas preferencias globales de compor- tamiento de los padres o figuras de autoridad relacionadas con las estrategias educativas encausadas hacia los hijos, las cuales poseen como característica, la bidireccionalidad en las relaciones padres-hijos, debido a que los actos de los padres generan consecuencias sobre los hijos, así como las acciones de los hijos influyen sobre los padres. (p. 235).

Cada familia constituye un modelo relacional que permite organizar la vida cotidiana, y ayuda a establecer reglas, límites y normas en su interior. Autores como Sánchez Escobedo y Valdés Cuervo (2011) y Cebotarev (2003), hacen referencia a los diferentes modelos de familia que han existido a lo largo de la historia, como por ejemplo la familia nuclear clásica, que fue predominante durante el siglo XX, y en la cual se resalta la figura patriarcal; de hecho, por los roles establecidos en la familia, las mujeres estaban limitadas a ser esposas y madres, su tiempo lo dedicaban a las labores del hogar.


En este sentido, Ramírez (2005a) menciona que: "Se pueden distinguir cuatro tipos de padres según las prácticas educativas utilizadas. Estas cuatro posibilidades son los estilos de educación más frecuentemente referidos en la investigación psicológica: democrático, autoritario, permisivo e indiferente" (p. 611).


Es importante hacer referencia a que algunos padres son exigentes con sus hijos, en cuanto a la manera de comportamiento, tratando de incentivar lo intelectual y afinando emociones; sin embargo, otros permiten que su desarrollo transcurra sin pretender cambiar su curso. En este punto, es donde se evidencian las dimensiones de los padres, unos dedicados a los intereses de los hijos, preocupándose por su bienestar físico y emocional, y otros son hostiles e indiferentes. Por lo tanto, para Rivas Borrell (2008), la calidad de las relaciones entre padres e hijos tiene conse- cuencias posteriores para las interacciones sociales de estos.


Deducir que la existencia de factores influyentes en las prácticas de crianza continúa siendo la génesis de toda relación humana, potencia la existencia y el devenir de nuevas posibilidades vinculares y relacionales, entre quienes inician el mundo de la vida y quienes acompañan desde la adultez este proceso, como trayecto de vida que se denominará primera infancia, una construcción que se vive y se vivencia, y para lo cual se debe tener en cuenta el tono emocional y la conducta. El tono emocional, hace referencia a la forma en que se da la comunicación y cómo son percibidos los mensajes, teniendo en cuenta el lenguaje verbal y no verbal. Por su parte, a través de la conducta, se imparte la disciplina y se inculcan los valores y las normas en los niños y niñas que son influ- yentes en sus actitudes familiares y sociales.


En las voces de Cuervo Martínez (2009), Izzedin y Pachajoa (2009), Infante y Martínez (2016), Montoya-Castilla, Prado-Gascó, Villanueva-Badenes y González-Barrón (2016), Ramírez (2005a) y Ramírez (2009) los estilos parentales, como lo son el autoritario, el permisivo, el democrático y el indiferente, son factores que se manifiestan de manera diversa, dependiendo el tipo de familia, la edad de padres e hijos, el número de hijos, lo económico, lo cultural y lo educativo. De estos estilos parentales podemos resaltar las pautas de crianza, las cuales son elementos recurrentes, donde se establecen los límites y las normas de comportamiento y los hábitos para la convivencia familiar, que determinan lo permitido o no en la familia. Para los autores antes señalados, los estilos paren- tales autoritario y permisivo son dos polos, los cuales pueden ocasionar problemas de comporta- miento en los niños y niñas, mientras que el democrático es generador de calidez y control parental.

Desde otra perspectiva, Ramírez (2005b) afirma que las prácticas de crianza han tenido estudios de gran trayectoria, y aunque es multidimensional, se ha teniendo en cuenta la tradición cultural y social que pone en juego las emociones y la conducta de los hijos. Algunos padres toman como modelo de crianza la educación que recibieron en su entorno familiar y social, mediados por su cultura. De igual manera, se resalta la necesidad de la educación familiar en prácticas de crianza positivas y en la prevención de prácticas negativas que afecten el desarrollo integral durante la primera infancia.


Conclusiones


Una de las principales labores de las familias es la formación en normas y valores, los cuales se introyectan durante los primeros años de vida; este aporte familiar se ve reflejado en las relaciones interpersonales de cada individuo. Cada familia es única y construye sus propias dinámicas, con base en los límites y normas que allí se establecen, y de acuerdo a sus creencias y cultura; elemen- tos que marcan la diferencia entre una y otra; además, cada integrante de la familia es único con su propio carácter e ideales.


Las experiencias en la infancia y las relaciones con los miembros de la familia son importantes para el desarrollo social y emocional del individuo. Es necesario que las relaciones entre padres e hijos, durante la primera infancia, sean experiencias positivas y constructivas, basadas en afecto, confianza, respeto y buena comunicación, de manera que favorezcan la interacción con otras personas. La sana convivencia propicia una satisfacción familiar entre sus miembros.


De otro lado, el desempeño educativo de los niños es un caso que amerita revisar en la actua- lidad, pues las pautas de crianza, las relaciones interpersonales, el ambiente en la institución, las normas inculcadas en su familia, y las técnicas de estudio y acompañamiento por parte de familiares influyen significativamente en su aprendizaje. Los adultos deben estar atentos a los fenómenos sociales y culturales que vivencian, en tanto estos tienen cierta influencia en el desarrollo cognitivo y emocional durante la primera infancia.


La influencia del entorno familiar, en especial por parte de los padres y cuidadores, es deter- minante en las prácticas de crianza durante la primera infancia, debido a que la norma y el afecto siempre deben ir de la mano; por tanto, el exceso de autoridad o la falta de esta, causan en los niños y niñas afectaciones en su vida personal, familiar y social; la autoridad debe estar presente siempre, especialmente en los primeros años de vida, pero lo más sano es cuando la autoridad se presenta como herramienta que favorezca el desarrollo y la formación integral de estos.

Conflicto de intereses


Las autoras declaran la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole. Asimismo, la Universidad Católica Luis Amigó no se hace responsable por el manejo de los derechos de autor que los autores hagan en sus artículos, por tanto, la veracidad y completitud de las citas y referencias son responsabilidad de los autores.


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