VOCES EN MOVIMIENTO: LATINOAMÉRICA MIGRANTE DIBUJADA POR LA MÚSICA1

Moving voices: Latin America migration sketch out by the music

Laura Paniagua-Arguedas*

Universidad de Costa Rica, Costa Rica

Recibido: 13 de junio de 2016–Aceptado: 3 de octubre de 2016–Publicado en línea: 24 de junio de 2017

Forma de citar este artículo en APA:

Paniagua-Arguedas, L. (julio-diciembre, 2017). Voces en movimiento: Latinoamérica migrante dibujada por la música. Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 8(2), pp. 479-501. DOI: http://dx.doi.org/10.21501/22161201.2040

Resumen

El artículo analiza las representaciones presentes en la música latinoamericana de inicios del siglo XXI sobre la experiencia de la migración. Se sostiene que las canciones dan cuenta de fenómenos sociales más amplios, entre ellos el surgimiento de un nuevo sujeto político migrante que contesta, resiste y se organiza frente a las situaciones de discriminación y en la defensa de sus derechos. Este cambio parece estar vinculado a eventos globales como la incorporación de la defensa de derechos humanos en el discurso popular, la difusión mediática de la situación migrante, el fortalecimiento organizativo y el reconocimiento de identidades globalizadas. © Revista Colombiana de Ciencias Sociales.

Palabras clave:

Migración; Música popular; América Latina; Desplazados.

Abstract

The article analyses representations present in Latin American music at the beginning of the 21st century about the migration experience. Hold the songs to give account of broader social phenomena, including the emergence of a new migrant political subject that answers, resists and is organized to address situations of discrimination and in the defense of their rights. This change seems to be linked to global events such as the incorporation of human rights in popular discourse, the broadcast media of the migrant situation, organizational strengthening and recognition of globalized identities. © Revista Colombiana de Ciencias Sociales.

Keywords:

Migration; Popular music; Latin America; Borders; Human displacements.

Música latina comenzando el siglo

Latinoamérica vibra en su fuerza, energía, dolor y colores; un subcontinente marcado por las migraciones y el desplazamiento de miles de sus habitantes, sea por la violencia armada, por el hambre, por la pérdida de sus viviendas o la ausencia de oportunidades para sobrevivir en sus lugares de origen.

La música como expresión cultural, como comunicación y como fiesta, expresa los sentires de los pueblos donde quiera que estén y a través de mezclas. La música es movimiento y de ahí su importante vínculo con las migraciones, en todo lo que puede recordar la memoria colectiva de la humanidad. El vínculo entre la migración y la música es profundo e innegable, la música ha estado en todas las épocas y culturas, y se ha movido de una región a otra, de un continente a otro, sobrepasando fronteras. Particularmente el movimiento humano da a la música su fuerza y ha permitido las fusiones de sonidos, sabores, colores y letras en el origen de múltiples ritmos.2

Explosión de mezclas es la música latinoamericana y una maraña de emociones se entrelazan en su origen y expresividad. “Quien canta, sus males espanta”, dice una frase popular que ve en la música una fuente de alegría y liberación. La música tiene diversos usos culturales, puede tomar la forma de risa cuando es usada para la fiesta; de oración en celebraciones; de lágrima o recuerdo cuando narra la memoria, el desamor, la denuncia o hazañas; y también de grito contra la discriminación. La música tiene un lugar central en la discusión de posiciones, la revisión de los imaginarios, la recreación y el fortalecimiento de los discursos sociales. Posee además una fuerza para acompañar procesos de cambio y ser una herramienta política. Tanto para la salsa como para otros géneros de música puede afirmarse que:

Una de las prácticas medulares de la sonoridad popular salsera es su combinación muy libre de formas previamente identificadas con momentos históricos diversos (…). Mito, historia y cotidianidad se entrecruzan en inventadas utopías libertarias, en añoranzas de un futuro distinto vislumbrado desde valorados retazos de su pasado y presente. Esta práctica manifiesta o/y elabora una concepción del tiempo distinta a la línea ascendente unidireccional del “progreso” que desarrolló con fuerza la modernidad “occidental” (Quintero Rivera, 1998, p. 355).

A lo largo de los intercambios humanos se construyen nuevas geografías musicales:

La migración traza las líneas de un mapa de circulación cultural entre ciudades y tierras natales. Paralelo a ello existen conexiones globales similares constituidas por el mercado de productos culturales, que incluyen distribución de mercancías culturales y viajes. En la geografía mundial de la música, hay lugares que funcionan como centros de creatividad, recepción y transformación, otros continúan estando aislados y siendo irrelevantes para las tendencias globales (Campos García, 2006, párr. 44).

La música es esencial también para narrar y reconstruir memoria. Para los pueblos migrantes, en muchos lugares del mundo, la música tiene como función “contrarrestar los pesares de la vida cotidiana. Distraer-se y divertir-se, escapar de uno mismo. Y entretener-se, estarse ahí en lo que regresan las obligaciones. Un breve respiro que nuestras determinaciones nos permiten” (Colón, 2009, párr. 37). También en los lugares de origen se registran mezclas y transformaciones que amplían la creación musical y cultural (véase Híjar Sánchez, 2006). Inclusive algunas investigaciones hablan de música transfronteriza (Blanco Arboleda, 2005).

¿Por qué la migración se convierte en un tema tan importante en la música latinoamericana a inicios de siglo? ¿Qué dicen nuestras canciones latinas sobre la migración? ¿Cuáles son las voces de la migración en estas canciones? ¿Qué discursos predominan en esas propuestas musicales y en qué se diferencian de las de épocas anteriores? ¿Cuáles son los actores de la migración, sus vivencias, experiencias y sentires? Estas son algunas de las preguntas que se explorarán a lo largo de las siguientes páginas, echando a andar en búsqueda de posibles respuestas.

Lafleur y Martiniello (2010) establecen algunas razones por las cuales las minorías recurren a la música como forma de expresión, de las que recuperamos las siguientes para respaldar el análisis:

1) El uso político de la música u otras formas de expresión artística por las minorías étnicas y por los migrantes debe ser siempre situado en un contexto y relativizado. Debe evitarse considerar que estos grupos han utilizado siempre y sistemáticamente las artes y la música en sus procesos de movilización política (...)

2) (…) Podemos formular la hipótesis de que cuando las formas convencionales de participación política están cerradas o restringidas, las artes y la música pueden llegar a ser los únicos medios explícitos o implícitos de expresión política. Desde este punto de vista, el ejemplo de los estadounidenses negros en la época de la segregación es esclarecedor (...)

3) (…) La música a menudo juega un papel decisivo en los movimientos sociales y políticos, a veces es difícil decir si la música es un medio de expresión política o si la movilización política es una condición de la producción artística [traducción propia] (pp. 235-236).

Para contribuir al análisis es posible recuperar el concepto de “acción demostrativa”, desarrollado por Eyerman, & Jamison (1998), para quienes los discursos, registros audiovisuales y la música pueden ser una expresión de la misma:

Al ser una expresión cultural, la acción demostrativa es auto-expresiva y, por lo tanto, una representación simbólica del individuo y del colectivo, que forman parte del movimiento. Es simbólica porque representa al movimiento, en lo que él mismo identifica como virtuoso o despreciable [traducción propia] (p. 23).

Además, continúan los autores, en la época de la virtualidad con las imágenes, símbolos y medios electrónicos en el mundo cotidiano, justamente la acción demostrativa parece tener una función educativa no solo para sus participantes o público inmediato, sino además para muchas más personas y movimientos (Eyerman, & Jamison, 1998, p. 23).

Por medio de una investigación cualitativa se cuestionó el lugar que tiene la migración en la música latinoamericana de inicios de siglo XXI y se ha escuchado a las diversas voces que bailan al compás del reggaetón, la ranchera, el merengue, la salsa, el hip hop, el rock en español, el duranguense, el tex mex, la norteña, la grupera, la ranchera, el pop, la balada y muchos otros géneros musicales.

Entre los temas hallados inicialmente se distinguían producciones realizadas en América Latina, Europa (principalmente España) y Estados Unidos. De cara a la oferta musical tan diversa que presenta Latinoamérica, se seleccionó una muestra de canciones. Para efectos del artículo se utilizaron solo aquellas que reunieran las siguientes características: (1) ser creadas por artistas latinoamericanos; (2) estar cantadas en el idioma castellano y, finalmente, (3) haber sido lanzadas entre los años 1999 y el 2012, es decir, durante los primeros 13 años del siglo XXI. Se trabajó con este periodo histórico pues:

A fines del siglo XX, principios del XXI, las poblaciones devastadas por el neoliberalismo hallaron como decisión más promisoria la emigración de sus países natales. La característica de este nuevo tipo de migración es que no sólo abarcó a los estratos más pobres de la sociedad, sino también a los sectores profesionales. Esto fue funcionalizado por los Estados Unidos, permitiendo y fomentando el ingreso de inmigrantes altamente calificados, y controlando –como con un cuentagotas– la migración de mano de obra no profesionalizada (Dilling, s.f., p. 2).

En total se analizaron las letras de 26 canciones (Tabla 1), entre las cuales se encuentra al menos una producción por cada país latinoamericano. Lo significativo de esta selección es que se trata de letras referidas a la vivencia latina, por lo cual la nacionalidad de las mismas, aunque relevante, no es lo trascendental para el análisis.3 La selección para el análisis responde a la totalidad de canciones sobre esta temática lanzadas en el periodo elegido para la investigación y halladas en Internet, lo que permite acceder a ellas casi desde cualquier parte del mundo; la riqueza de esta muestra es que facilita tener presentes temas comerciales, algunos de música de culto, otros creados para públicos masivos y otros poco escuchados, y de diferentes países, por lo que circulan por múltiples contextos gracias a la radio, pero principalmente al espacio virtual.

Tabla 1

Lista de canciones latinoamericanas sobre migración con información de referencia, 1999-2012

Canción

Intérprete

Género musical

Disco

Discográfica

Año

País de origen de cantante o grupo

La rosa de los vientos

Makiza

Hip hop/rap

La rosa de los vientos

1999

Chile

Frontera

Jorge Drexler

Trova

1999

Uruguay

Fíjate bien

Juanes

Pop rock

Fíjate bien

Universal Music Latino

2000

Colombia

De igual a igual

León Gieco

Rock

Bandidos rurales

EMI

2001

Argentina

Sale sobrando

Lila Downs

Cumbia

La línea

EMI

2001

México

Fronteras

Silvio Rodríguez

Trova

Expedición

2002

Cuba

Emigrante

Orishas

Hip hop/rap

Emigrante

EMI

2002

Cuba

Pobre Juan

Maná

Pop rock

Revolución de amor

WEA International

2002

México

Sur o no sur

Kevin Johansen

Cumbia

Sur o no sur

2002

Argentina

Frijolero

Molotov

Hip hop/rap

Dance, & Dense Denso

Universal

2003

México

Cuando pienses en volver

Pedro Suárez Vértiz

Pop

Play

Solver Label

2004

Perú

Mojado

Ricardo Arjona

Trova

Adentro

Sony Music

2005

Guatemala

Sueño americano

El Tri

Reggae

Más allá del bien y el mal

Lora Records, Fonovisa

2005

México

Contramarea

Malpaís

Malpaís En Vivo

Producciones La Chola

2006

Costa Rica

A las tres

Enanitos Verdes

Rock

Pescado Original

Universal Music

2006

Argentina

Pal norte

Calle 13 y Orishas

Reggaetón/ música urbana

Video Filmado en Puno, Perú y Jujuy, Argentina

Sony Music

2007

Puerto Rico

El muro de la vergüenza

El Tri

Directo desde el otro lado

Lora Records, Fonovisa

2007

México

El inmigrante

Coti

Pop

Gatos y palomas

Universal Music

2007

Argentina

Me quedaría

Daddy Yankee

Reggaetón

El Cartel III: The Big Boss

Machete Music, El Cartel records, Interscope Records, Universal Music

2007

Puerto Rico

Bandera

Aterciopelados

Rock

Río

Nacional Records

2008

Colombia

La raza indocumentada

El Tri

Nada que perder

Lora Records, Fonovisa

2008

México

Mirando al sur

Perrozompopo

CPC (Canciones Populares Contestatarias)

Perrozompopo

2010

Nicaragua

El hormiguero

Calle 13

Reggaetón/ música urbana

Entren los que quieran

Sony Music

2010

Puerto Rico

Soy migrante

Moisés Gadea

2011

Nicaragua

Libertad

Laguna Pai

Kultura Babylon

2011

Perú

El extranjero

Yaco

Rap

2012

Costa Rica

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las canciones disponibles en internet en los sitios: www.quedeletras.com, www.letras.mus.br, www.musica.com, www.stlyrics.com, http://letras.com

Cabe precisar que en las canciones se distingue una parte verbal y una parte sonora (Ramírez Caro, 2016, p. 308), para este caso se trabajó únicamente con la letra de las canciones y se desarrolló un análisis de discurso (p. 32). Para el estudio de las letras se privilegió el análisis de casos más que el análisis comparativo, es decir, cada canción fue dividida en estrofas y las mismas fueron clasificadas según los temas emergentes. A la vez, en el análisis expuesto en este artículo se establecieron los puentes analíticos entre lo narrado en las canciones y la historia, es decir, se buscaron las relaciones entre “el texto y el contexto social, histórico y cultural” (p. 308). Para otras investigaciones puede quedar la tarea de establecer análisis de la parte musical, de las mediaciones entre texto y contexto, de las relaciones entre el campo verbal y el sonoro, así como el análisis de la multiplicidad de canciones producidas por migrantes en los lugares de llegada (Olmos Aguilera, 2012), sus mensajes, posicionamiento y papel en la reconstrucción de identidades.

Según Ramírez Caro:

Al comparar el punto de vista, la posición y el tono que tiene el texto con las manifestaciones sociales, discursivas e ideológicas del contexto nos daremos cuenta si su posición es distanciadora, cuestionadora, subversiva o si, por el contrario, es reproductiva y alienada y alienadora frente a los valores vigentes (2016, p. 311).

La música, al ser un producto artístico, puede presentar múltiples interpretaciones, por ello es necesario aclarar que lo expuesto representa una interpretación, como pueden existir otras, sobre los contenidos manifiestos y latentes de las canciones. Como complemento, a las personas lectoras se les invita a escuchar las canciones del listado antes de abordar el análisis, con el fin de acercarse al género musical y a sus simbolismos audiovisuales, y facilitar la comprensión de lo aquí expuesto.

Este artículo se divide en tres partes. La primera presenta las conexiones encontradas entre la música, la migración y la memoria; por medio de ejemplos extraídos de las canciones se muestra la forma en la cual son narradas las migraciones a través de la música latina más reciente. La segunda parte presenta las propuestas de respuesta de la población migrante dentro de las canciones ante la discriminación, estereotipos y violencia. Y la tercera, detalla lo que hemos analizado como la emergencia de un nuevo sujeto político migrante, especialmente presente en las luchas por los derechos humanos.

Música, migración y memoria

A lo largo de la historia, la música ha sido uno de los medios más importantes para transmitir el dolor y las dificultades de la experiencia migrante; constituida como una voz colectiva, cientos de canciones han llevado a múltiples generaciones los sentires de las personas migrantes en su camino y experiencias, y han generado la suficiente identificación para ser utilizadas como una muestra de las “lecciones” que hay que conocer antes de “jugarse la suerte”.

La historia oral de este subcontinente se recrea mediante las canciones. Son formas de narrar y de reescribir la historia. Las voces tocan el tema del amor, la despedida, la guerra, las dificultades económicas, el viaje, la llegada a otro país, el deseo de regresar, la discriminación, la resistencia y los sueños de una vida mejor. Según Gilroy (1993, como se citó en Campos García, 2006, párr. 24):

La música como la migración misma ha estado siempre en agitada evolución, a través de la absorción y la transformación, trastornando las supuestas “certezas” de las culturas nacionales y étnicas desde los márgenes de estas culturas. La música es un ejemplo audible, junto con el lenguaje, de solidaridad colectiva y de ascendencia común.

Siguiendo a Vergara Figueroa (2013, p. 139):

La experiencia del desplazamiento se vive como una salida hacia lo incierto-desconocido (espacio) y, posteriormente, se lo habita como un nuevo esfuerzo de configuración –reterritorialización– acompañada por la incertidumbre y la nostalgia iniciales, la mitificación consecuente de lo físicamente abandonado y, después, por la creatividad que refunda y reterritorializa, venciendo así al espacio, al modularlo como territorio y lugares. El mediador empírico entre estas tres formas del espacio es el emigrante, cuyo viaje, por lo tanto, no es un simple desplazamiento físico espacial sino una experiencia angustiante y hecho creador, quien (se) redefine (en) el tiempo por la dialéctica relación entre la memoria y la imaginación.

Debe recalcarse la importante tradición oral presente en América Latina vehiculizada por la música. La migración, como muchos temas de la experiencia latinoamericana, ha tenido una extraordinaria presencia en el espacio musical: “el nomadismo… desplazamiento, la separación, la ausencia… son temas centrales (…) permean la composición también de la mayoría de los más importantes representantes de la bolerística mexicana” (Quintero Rivera, 1998, pp. 307-308).

En las producciones musicales, cada país posiciona algunos temas centrales en su experiencia histórica, entre ellos el refugio -en el caso de la población colombiana- o la experiencia con el muro -en el caso de México y Centroamérica-.

A diferencia de la narrativa de épocas anteriores, en las canciones de principios de siglo XXI es el inmigrante el que habla, nos cuenta de su vida, su historia y también de cómo se posiciona frente a lo que vive, especialmente la discriminación. La mezcla promovida por las migraciones se encuentra también en la música:

El intento integrador de lo tradicional y moderno, lo “popular” y lo “culto”, en la estructura formal misma de la realidad sonoro-social que redefine, se traduce también y complejiza (…). Estos rejuegos de tiempo y espacio –historia y geografías– en la composición “clásica” puertorriqueña contemporánea, recogen también, como la salsa, la realidad migratoria. (Quintero Rivera, 1998, p. 357).

La experiencia de las personas migrantes es retratada con las difíciles situaciones que enfrentan en el camino y en la llegada: sentimientos como tristeza, nostalgia y amor, son plasmados en las canciones, así como las experiencias de soledad y depresión. De la misma forma se hace énfasis en la religiosidad presente en los pueblos latinoamericanos (Paniagua Arguedas, 2013).

La intencionalidad de migrar se describe desde diversas necesidades, entre las más mencionadas están el trabajo y la búsqueda de mejores condiciones de vida, como se ve en el siguiente ejemplo:

Para darte algo mejor

es que yo llegué hasta aquí

a ganar con mi sudor

lo que tantas veces te prometí

“A las tres” (Enanitos verdes, 2006, canción 1).

El camino no es fácil para las personas migrantes, de ahí que las canciones hablan de las injusticias y violencia que enfrentan en la ruta migratoria. La figura del “coyote” vista desde el amor y el odio, las experiencias con la policía migratoria y con la delincuencia, entre otras, son parte de esas historias:

Mi cuerpo reta mil leyes,

para cambiar de lugar.

Mi sueño, rey entre reyes,

echa a andar

“Fronteras” (Rodríguez, 2002, canción 4).

Una de las estrofas de “Fíjate bien” (Juanes, 2000, canción 7) refleja estas realidades:

te han quitado lo que tienes,
te han robado el pan del día,
te han sacado de tus tierras
y no parece que termina aquí.
Despojado de tu casa,
vas sin rumbo a la ciudad,
sos el hijo de la nada,
sos la vida que se va

Esta letra plasma el carácter forzoso de la migración, el cual es mencionado por los temas, así como el despojo que enfrentan, especialmente las personas refugiadas. Una reflexión relevante sobre la expulsión forzosa de los países se establece en “Me Quedaría” (Daddy Yankee, 2007, canción 19) en esta afirmación:

El sol me quita la fuerza, pero tengo un alma guerrera.

Si las cosas fueran diferentes en mi país

de corazón yo... me queda… me quedaría...

La migración mueve para América Latina una historia de colonialismo y neocolonialismo, en algún momento establecida en la relación con Europa, que se mantiene (fue el segundo destino para migrar mencionado en las canciones) y, para muchos países, hoy escenificada por el vínculo con Estados Unidos. En la letra de “Bandera” de Aterciopelados (2008, canción 8), se percibe esa construcción de la estructura geopolítica:

que quién es usted, que dónde nací…

que de qué color es,

entonces no puede venir por aquí (…)

Es usted conquistado,

no es conquistador,

usted no puede soñar

con una vida mejor

La migración en todos sus alcances nos hace pensar Latinoamérica en su condición de la región más desigual del planeta, extremadamente rica en cultura, naturaleza e historia, pero marcada por pesadas fronteras de exclusión social.

En la mayoría de los casos, el tiempo verbal en el cual están escritas las canciones es el presente y el singular. Esta voz individual, en ocasiones toma fuerza de representación de la colectividad, pero refleja una narrativa usual al referirse al tema de las migraciones y las representaciones sobre la migración en quienes escribieron estas canciones: un movimiento protagonizado por hombres y en solitario. Las denominaciones utilizadas son: “extranjero”, “nómada”, “inmigrante”, “mojado”, “emigrante”, “indocumentado”, “ilegal”4, “caminante”. En una de las canciones se posiciona como “pueblo” y en otra destaca la metáfora del hormiguero y las hormigas, en alusión al trabajo, a la construcción colectiva de un proyecto común y también a la defensa colectiva del grupo.

Al centrarse en una voz masculina o de las vivencias de los hombres en cuanto género, se invisibiliza el papel de las mujeres, su presencia y aportes en las migraciones. Se caracteriza a un migrante masculino, de limitados ingresos económicos, que busca una mejor vida para sí y para su familia. La voz de las mujeres aún está pendiente de ser representada y escuchada.

Voces que atraviesan fronteras: contestando y resistiendo

Una neocolonialidad que es contestada: se enfrenta la discriminación y la jerarquía que sostiene, en ese sentido Calle 13 y Orishas (2007) plantean en “Pal Norte”5:

En tu sonrisa yo veo una guerrilla, una aventura un movimiento…

Tu lenguaje, tu acento…

Yo quiero descubrir lo que ya estaba descubierto…

También se manifiesta el sentido contradictorio del “sueño americano” que va de la promesa de mejor vida y dinero, a la realidad de trabajo, de la violencia y la crueldad, así lo describe Daddy Yankee (2007) en “Me Quedaría” (canción 19):

Bienvenidos a la tierra prometida,

donde millones caminan muertos en vida,

un país lleno de oportunidades, de racismo y desigualdades (…)

Yo vivo orgulloso de la tierra en que nací

de la cultura, de mi país... estoy hecho con raíces sinceras...

No te equivoques, yo vivo por mi bandera,

pero no aguanto el abuso del gran tirano, es un demonio disfrazado en cuerpo de humano. El pensamiento no es libre... pa’ buscarnos el pan hacemos hasta lo imposible

En las canciones es posible encontrar un colectivo migrante que cuestiona el orden establecido por los grupos poderosos, por el poder empresarial y transnacional. En estos casos, la persona migrante establece en la canción un diálogo simulado con quienes discriminan, con quienes explotan. En “Frijolero” (Molotov, 2003, canción 6) se discute de la siguiente manera:

don’t call me gringo, you beaner.
No me digas beaner, Mr. Puñetero,
te sacaré un susto por racista y culero.
No me llames “frijolero”, pinche gringo

Es un migrante que cuestiona y contesta. Este es un punto central para comprender por qué hablamos de la emergencia de un nuevo sujeto político migrante en el siglo XXI. La persona migrante de las canciones de inicios de siglo tiene una voz viva, a diferencia del migrante de las canciones de épocas anteriores, abatido por las dificultades de los viajes, por la persecución y la criminalización de la que era objeto, de las catástrofes del camino, de la burocracia o simplemente un viajero en busca de un sueño. Otra muestra la presenta León Gieco (2001) en “De igual a igual” (canción 10):

Si me pedís que vuelva otra vez donde nací
yo pido que tu empresa se vaya de mi país
Y así será de igual a igual.

Su relato es activo. Su vivencia desafía. Resiste al control, la persecución, la burla y al dolor de los recuerdos. Debate y reta, responde al rechazo de manera reflexiva. La persona migrante problematiza lo que le duele, lo que siente injusto, lo que le impone límites a su supervivencia, especialmente las fronteras invisibles entre los seres humanos, creadas a partir de diferenciaciones nacionalistas o patriotismos excluyentes y chauvinistas, como se señala en “Bandera” (Aterciopelados, 2008, canción 8):

Quién dice cuál es la bandera que sobre un pedazo de tierra ondea…

quién decide, quién tiene el poder

de limitar mi caminar, dime quién…

quién dijo que un trozo de tela
cierra las puertas y las fronteras
quién delimita, este es mi planeta
si soy tercermundista y empaco mis maletas

Como lo plantea Vergara Figueroa (2013, p. 152):

Las canciones que cantan la gesta del mojado, transfiguran las anteriores emosignificaciones6 de la pérdida por la conquista, y produciéndose en las luchas que emprenden en “territorio ajeno”, configuran también el lenguaje de dicha resistencia dotando a las marchas de símbolos y emociones que dignifican.

Molotov posiciona una respuesta directa a la xenofobia. “Frijolero” (beaner) es un término racista en el contexto estadounidense (Petersen, s.f.) utilizado para referirse al migrante, por la práctica cultural de comer tortillas con frijoles; posee un significado de diferenciación en términos de clase social y de rechazo a la pobreza. Vinculado con estos elementos, se construye una criminalización de las migraciones y de la condición de empobrecimiento, que a la vez es denunciada por canciones como “El inmigrante” (Coti, 2007, canción 3):

Mucha gente nos respeta, pero hay mucha que se piensa

que si algo malo les pasa, es todo por culpa nuestra.

Seré extraño, pero nunca voy a ser un delincuente,

porque me enseñó mi padre, a ganarme dignamente

mi refugio y mi comida, como lo hace tanta gente.

En contraposición al discurso de la criminalización, las canciones coinciden en reconstruir una narrativa que se sostiene en la humanización de la persona migrante y la valoración de su trabajo. Este proceso ya había sido descrito en el análisis de Coutin (2007), como algo que venía ocurriendo desde los años 90: “a medida que los no ciudadanos reclamaron mayor reconocimiento, el discurso de la inmigración experimentó un ‘resurgimiento’ con la creación de nuevos términos, como ‘ajuste adquirido’, y con el refuerzo del énfasis en la valía de los trabajadores inmigrantes” (p. 157).

Del reconocimiento de un mundo esencialmente diverso y mezclado, se llega a la comprensión de que el mismo es un espacio de desigualdades y contradicciones, en “Mirando al sur” de Perrozompopo (2010, canción 10) se establece:

El mundo es la mezcla de todos los pueblos,

de todos los dioses, de todas las lenguas. (…)

Mirando al sur encuentro más familias,

que miran hacia el sur desde otra parte,

me encuentro a otro igual, a un paralelo, a un semejante,

y encuentro que mi boca besa igual que cualquier boca

En la representación del colectivo migrante se destaca un colectivo que se reconoce en su globalidad y conexión con una historia y una humanidad que trasciende la documentación, tal y como puede verse en “El extranjero”7 de Yaco (2012):

mis pulmones respiran, mi corazón siente,

vengo a ganarme mis frijoles honestamente,

vengo con ilusiones, vengo con mis sueños

me falta suerte sí, pero me sobra empeño

Las fronteras simbólicas hacen que quien canta dé una respuesta a la discriminación y se posicione, desmitificando a la persona migrante, mostrando lo humano de su rostro como Orishas (2002) lo describe en “Emigrantes” (canción 13):

estoy cantando pa’ mi gente:

esos que llaman emigrantes

y son personas comunes corrientes, ¡oye mi gente!

Por tener otro color, otra forma de pensar

dos culturas diferentes, yo no me puedo quedar,

estoy cantando pa’ mi gente

En relación con la narrativa del empleo, se destaca a la población migrante trabajadora que aporta, construye y sostiene, junto con otros trabajadores, un sistema y el estatus de vida de millones de personas en los países desarrollados. El migrante que levanta ciudades enteras con sus manos o con su fuerza es descrito en “Emigrantes” (Orishas, 2002, canción 13):

soy yo quien recoge lo que tú comes,
soy yo quien dejando mis cojones, construyo tu esperanza,
puta balanza, no te pones nunca de mi lado.
Tengo un hermano peruano, otro chicano,
un chileno, un colombiano, un chino, un afroamericano,
he construido con mis propias manos
ciudades, pueblos, lugares.
Me has colonizado y ahora discriminas tú mi raza

Igualmente, Aterciopelados (2008) lo establece en “Bandera” (canción 8):

Mi trabajo, humilde y tenaz,

vale lo mismo que el tuyo o quizá más.

A la vez lo recupera Yaco (2012) en “El extranjero” (s.n.):

tengo callos en las manos, yuyos8 en las patas,

yo soy, la mano de obra barata

tengo mi nostalgia en el anonimato,

no quiero ser la piedra atravesada en tu zapato,

quiero ver tus colores, quiero oler tu aroma,

saludar a tu bandera y aprender a hablar tu idioma,

quiero reír contigo, apaciguar tu llanto,

sé que soy diferente, pero no tanto.

Otro elemento central en la narrativa de humanización lo destaca Yaco en esta última estrofa, por medio del cuerpo es que se exterioriza el común humano de la risa y el llanto. Se establece una conexión en la humanidad que implican las sensaciones. Este cuerpo que reta también fue mencionado con antelación por Silvio Rodríguez (2002) en “Fronteras” (canción 4): “mi cuerpo reta mil leyes”, un cuerpo o territorio a defender. En ese sentido, la tendencia emancipatoria que comparten estas canciones respalda lo planteado por las feministas comunitarias:

Asumir la corporalidad individual como territorio propio e irrepetible permite ir fortaleciendo el sentido de afirmación de su existencia de ser y estar en el mundo. Por lo tanto emerge la autoconciencia, que va dando cuenta de cómo ha vivido este cuerpo en su historia personal, particular y temporal, las diferentes manifestaciones y expresiones de los patriarcados y todas las opresiones derivadas de ellos (Cabnal, 2010, p. 22).

En la estrofa de Aterciopelados se muestra cómo el tema de la documentación es fundamental cuando se habla de la migración. Refiere a la explotación “justificada” por los contratistas bajo la situación de indocumentación. En otras canciones, se habla de la criminalización hacia las personas migrantes y de la complejidad de trámites para conseguir papeles. Se menciona además el rechazo a reconocer al migrante como persona, tanto en el país al que se llega como en el de origen, en razón de un registro de su identidad, como se escucha en “El extranjero” de Yaco (2012):

yo soy el foráneo, soy algo distinto,

yo no vengo a comerme tu gallopinto9

vengo a agregarle mi sasón a tu salsa inglesa,

pa’ sentarnos a comer juntos en la misma mesa.

La estrofa de la canción “Mojado” de Ricardo Arjona (2005, canción 7):

El suplicio de un papel lo ha convertido en fugitivo.

Y no es de aquí porque su nombre no aparece en los archivos,

ni es de allá porque se fue

sugiere la existencia del tercer espacio (Bhabha, 1994) en el cual la persona migrante reconstruye identidades y culturas. Se refiere a ese lugar intermedio, “donde la diferencia no es ni lo uno ni el otro, pero sí algo más” (p. 219). En contextos migratorios, la construcción de un tercer espacio es la riqueza del intercambio y la transformación constante de las identidades catalogadas como otredad.

Además se cuestiona la violencia a la cual se somete a la población migrante, en un escrutinio constante y marcado por una fusión de jerarquizaciones de clase, género y elementos étnicos. Desde su experiencia, el migrante interpela a los países conformados por migraciones, como es el caso estadounidense; llama a ponerse en los zapatos de los migrantes y las situaciones injustas que enfrentan:

Podrás imaginarte desde afuera,

ser un mexicano cruzando la frontera,

pensando en tu familia mientras que pasás,

dejando todo lo que tú conoces atrás.

Tuvieras tú que esquivar las balas

de unos cuantos gringos rancheros.

Les seguirás diciendo good for nothing wetback?

Si tuvieras tú que empezar de cero

“Frijolero” (Molotov, 2003, canción 6)

Los principales interlocutores en las canciones son aquellos que discriminan, es decir, se construye un sujeto para que escuche, del cual se ha recibido violencia y discriminación. Este es un elemento llamativo teniendo en cuenta que la producción se realiza desde países latinoamericanos.

¿Qué actores son mencionados en las letras? Principalmente al migrante, pero también al pollero o coyote (que casi siempre es un actor colectivo, que trabaja en red y representa una gran ambivalencia, pues “ayuda” y abandona, “apoya” y extorsiona); el camino; la frontera; migración (“la migra” y lo que representa en el control, persecución y peligro); el país (casi siempre es el de origen y tiene otras denominaciones “tierra”, “hogar”); el sueño (americano o no, es de mejoría, de alcanzar un lugar donde vivir dignamente), y la aspiración al trabajo y los papeles.

Un nuevo sujeto político: voces contra la violencia

Desde nuestra perspectiva, lo que encontramos en las canciones analizadas es el reflejo de la emergencia de un nuevo sujeto político. El migrante deja de ser ese “alguien” que no es de aquí ni es de allá, para posicionarse, tanto individual como colectivamente, como persona que busca hacer efectivos sus derechos de manera organizada u oponerse a las diferentes formas de violencia. ¿Cómo explicamos el cambio en la narrativa de las migraciones en la música latina? ¿Con qué eventos globales se vincula el posicionamiento de la población migrante desde otra perspectiva político-organizativa? Ante el recrudecimiento de las legislaciones en materia migratoria (Sandoval García, 2016, p. 10), la población migrante no desiste en su aspiración a vivir en un lugar que le brinde mejores oportunidades que el país de origen:

En lugar de irse o sumergirse más en la clandestinidad los inmigrantes resultaron en cierta forma aún más visibles. Al verse señalados fuera de los límites del Estado, inelegibles para ciertos servicios públicos, y básicamente indeseables o problemáticos, los no ciudadanos intentaron desafiar esas caracterizaciones (Coutin, 2007, p. 157).

Para contestar las preguntas esbozadas sugerimos cuatro elementos a tomar en cuenta:

La incorporación popular del discurso de los derechos humanos y su defensa: desde los años 90, en el ámbito social se ha extendido el conocimiento de la creación y ratificación de convenciones internacionales, legislación y tratados de protección a múltiples poblaciones que antes enfrentaban la invisibilización.

La difusión mediática de la situación migrante: se han dado mejoras en la cobertura del tema migratorio en noticieros y programas de televisión, prensa escrita e Internet, al igual que el uso de medios tradicionales y alternativos por parte de las personas migrantes y colectivos organizados en función de sus intereses y denunciando la cobertura parcializada.

El fortalecimiento organizativo: un elemento central para comprender la emergencia de este nuevo sujeto político es el surgimiento y aumento de organizaciones de personas migrantes o que trabajan con migrantes (Sandoval García et al., 2012, p. 63). A pesar de que las migraciones son un fenómeno amplio y antiguo, es en los últimos años que muchas agendas políticas han incorporado la atención a este tema, incluyendo las necesidades, sentires y participación de las personas migrantes.

El reconocimiento de identidades globalizadas: por medio del acceso que permite la comunicación a través de las nuevas tecnologías y la circulación de productos culturales, como la música o los videos musicales, entre otros, se articulan elementos de identificación y reconstrucción de identidades que representan algunos referentes de colectividad. El “ser latino o latina” frente al grupo anglosajón o europeo son, a veces, puntos de identificación facilitados por la globalización.

Los movimientos de población que se dieron en el auge de la industrialización se diferencian de la migración que es producto de la implementación de los procesos neoliberales, pues esta última, entre otras características: incluye a sectores rurales, pero también y en gran medida, urbanos; proviene de diferentes clases sociales, aunque siguen predominando los sectores populares, también es utilizada por los Estados Unidos para fomentar la migración de personas calificadas (Dilling, s.f.); es una población que ha consolidado organizaciones sociales y tiene presencia en el debate público y existe un amplio acceso a la tecnología que permite tener una presencia significativa en medios de comunicación, especialmente Internet, así como apoyar su organización y ampliar las convocatorias.

Con las nuevas migraciones se ha dado lo que Dilling (s.f.) denomina “la construcción colectiva del espacio político”, en la cual nuevos grupos se organizan y unen para defender sus derechos e intereses. Lo que sí es evidente por medio de las canciones es que son los movimientos o grupos organizados de migrantes en Estados Unidos los que toman mayor visibilidad. Esto ha ocurrido aunque en los países de origen y en otros procesos de migración sur-sur se presenten importantes expresiones de la participación política de colectivos a nivel local, en especial vinculadas al desarrollo comunal o a las reformas o intentos de cambio en la legislación o las políticas migratorias en los países de Latinoamérica.

Según plantea Chacón (2006), hasta inicios del siglo XXI la debilidad organizativa de la población migrante latinoamericana en Estados Unidos se atribuía, por una parte al exacerbamiento de los sentimientos antiinmigrantes y, por otra, a la aprobación de leyes y reglamentación municipal estatal discriminatorias (p. 151), aunque hay claros antecedentes organizativos y de participación política desde la década de los años 60, en vinculación con otros movimientos sociales por los derechos civiles.10

Sin embargo, nos centraremos en el periodo de estudio a inicios del siglo XXI. A partir del 10 de febrero de 2004, se celebró un encuentro de líderes de organizaciones de inmigrantes, que pasó a llamarse la National Alliance of Latin American and Caribbean Communities (NALACC) (o Alianza Nacional de Comunidades Latino Americanas y Caribeñas), que es una instancia cívica de participación en los Estados Unidos, que a la vez promueve proyectos trasnacionales para evitar la migración forzada en los países de origen (Chacón, 2006). Esta y otras organizaciones fueron centrales en las multitudinarias marchas que tuvieron lugar en Estados Unidos en los años 2005 y 2006, las cuales hasta la fecha han presionado al gobierno estadounidense por la creación de una Política Nacional de Migración.

A partir del 11 de septiembre de 2001, con los atentados en las Torres Gemelas en Nueva York, el panorama mundial se transformó y la “seguridad” se posicionó como justificación para toda acción de control y vigilancia. Este fenómeno, en el campo de las migraciones, se convirtió justamente en un elemento de reforzamiento de ideas de criminalización y represión hacia la población migrante (Sandoval García, 2016, p. 10).

Por otra parte, las tan esperadas propuestas de regularización para la población indocumentada no tuvieron el apoyo político oficial esperado en toda la primera década del presente siglo, sin embargo, debe decirse que en 2004, 2006, 2009 y 2011 se hicieron algunos intentos por posicionar una reforma migratoria. Dichas coyunturas se enriquecieron de la organización y movilización por parte de la población migrante en favor de sus derechos. En este marco, las movilizaciones contra la legislación que promovía la deportación y criminalización de la población migrante fueron denominadas nuevos movimientos por los derechos civiles, lo cual “marca una nueva etapa en la globalización y el fenómeno de las masas, en la migración transnacional que dicha globalización ha engendrado” (Robinson, 2006, p. 77).

En el año 2005, durante la presidencia de George W. Bush, la Cámara Baja de Estados Unidos aprueba la Iniciativa H.R.4437: “varias leyes que preveían la construcción de un muro en la frontera con México (…), ponían obstáculos a los indocumentados para obtener licencias de conducir y criminalizaban la contratación de migrantes” (Schiavon, 2009, p. 8). A raíz de estos cambios “en abril y mayo de 2006, por primera vez en la historia de Estados Unidos, miles de inmigrantes salieron a las calles a protestar por las nuevas leyes migratorias” (p. 8). Finalmente, ese año el Senado de Estados Unidos aprobó la regularización de varios millones de mexicanos, creó un programa de trabajo temporal, a la vez que incrementó los agentes de patrulla fronteriza (p. 8). De esa forma, el 2006 marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de la población migrante:

El lunes 1 de mayo de 2006 fue un día importante en la lucha por los derechos de los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos. Millones de hispanos se unieron al paro convocado por organizaciones civiles. Se concentraron en centenares de ciudades, e hicieron sentir a los norteamericanos lo que implica “un día sin inmigrantes” (Martel y Marroquín, 2007, párr. 12).

En el año 2010 otro hecho que convocó a la movilización y protesta a nivel global fue la aprobación de la conocida Ley de Arizona o Ley del Senado 1070 Support Our Law Enforcement and Safe Neighborhoods Act (Ley de apoyo a la implementación de nuestra ley y a los barrios seguros). Como lo señala Rocha Gómez (2010), dicha ley se convirtió en una licencia para arrestar indiscriminadamente:

Arizona es el Estado que aplicará una ley que se ubicó en la vanguardia mundial de la xenofobia (...) un paquete legislativo que busca desanimar y detener el ingreso, la presencia y las actividades económicas de personas ilegalmente presentes en Estados Unidos. La ley establece que los oficiales comisionados para implementar la legislación migratoria pueden -sin necesidad de una orden de arresto- detener a cualquier persona si tienen una causa para creer que ha cometido cualquier falta pública que la haga removible de Estados Unidos. Los oficiales del Estado de Arizona y de sus condados, ciudades y pueblos, no tendrán ninguna restricción para enviar, recibir o mantener información sobre el estatus migratorio de las personas, para determinar su elegibilidad a beneficios, servicios y licencias públicas, verificación de su residencia, procesamientos civiles o criminales, confirmación de su identidad y, si son extranjeras, aseguramiento de que se encuentran registradas de acuerdo a la legislación federal. Si no lo están y están en terrenos privados o públicos del Estado de Arizona, esas personas serán consideradas culpables de ingreso ilegal y deben ser procesadas (p. 42).

Esta ley generó mucha polémica en el ámbito mundial ante su explícito enfoque xenófobo. En su mayoría los países latinoamericanos, incluidos algunos centroamericanos, reaccionaron ante la ley SB1070. Uno de los principales ejes para la protesta internacional lo constituyó el sostener la acción policial en la existencia de una “sospecha razonable” para detener a la persona. Finalmente, en 2011 se pusieron en suspensión los estatutos más discutidos de dicha legislación.

Un panorama bastante tenso para la población migrante y sus familiares en todo el mundo, lo presenta el triunfo en el año 2016 en la presidencia de los Estados Unidos del candidato republicano Donald Trump; su discurso de campaña tuvo como pilares la xenofobia, la misoginia y el racismo, y se alimentó de clasismo, enarbolando de nuevo la bandera de la deportación masiva y la construcción de un muro en la frontera con México como formas de relación con la migración. El reto que tendrán los grupos organizados en ese país y alrededor del mundo en la denuncia de los abusos que ocurran una vez se implementen estas y otras medidas es de dimensiones globales y mantiene a la población migrante en una amplia zozobra.

Sin lugar a dudas, el protagonismo migrante en la vida social de muchos países ha desencadenado su visibilización y el reconocimiento a sus aportes, así como la reforma de políticas, leyes y reglamentación en materia migratoria, cambios esenciales para mejorar las condiciones de vida de estos colectivos.

Como lo expone Yaco (2012), la tendencia a recalcar las características humanas de las personas migrantes es un primer gran paso al que apuntan la mayor parte de las canciones que tocan el tema migratorio a inicios de siglo. Se debate el asunto de la “diferencia” sobredimensionada, que cae sobre las espaldas de las personas migrantes, evidenciando que son mayores las cercanías y estableciendo la solicitud de contacto e intercambio.

Conclusiones

A lo largo de este artículo ha sido posible revisar cómo la música es una herramienta política para posicionar temas que inquietan a las personas migrantes. Las transformaciones globales ocurridas durante la primera parte del siglo XXI, y que venían gestándose desde finales del siglo anterior, se reflejan en un cambio significativo en el número y contenido de la producción musical referida a la migración a nivel mundial. Se ha mostrado en este texto el registro por medio de las canciones latinas de la emergencia y lucha de un nuevo sujeto político migrante. Por medio de los relatos que muestran la historia oral en la música popular latina de inicios del siglo XXI, las narrativas nos hacen pensar en la incorporación popular del discurso de los derechos humanos y su defensa, la difusión mediática de la situación migrante, el fortalecimiento organizativo de colectivos migrantes y el reconocimiento de identidades globalizadas.

A diferencia de la narrativa de épocas anteriores, en las canciones de principios del siglo XXI es el inmigrante el que habla, nos cuenta de su vida, su historia y también de cómo se posiciona frente a lo que vive, especialmente la discriminación. Los nuevos actores políticos se autodefinen como binacionales, se reconocen en terceros espacios y se refieren a entornos globales. Son sujetos que se reconocen en su globalidad y conexión con una historia y una humanidad que trasciende la documentación. De esta manera, la música que versa sobre las poblaciones migrantes se constituye en una acción demostrativa, tal como lo refieren Eyerman, & Jamison (1998), en el sentido de constituir un espacio de simbolización, de referenciación para las identidades tanto del grupo de migrantes, como de otros colectivos que pueden respaldar sus reivindicaciones políticas.

La música que habla sobre la migración latina de inicios de siglo presenta las experiencias del desplazamiento, el dolor de la separación de la familia y la pareja, pero también nos habla de un migrante que se posiciona ante la discriminación y la explotación que vive. La mayor parte de las canciones producidas a partir del año 1999 tienen en común el cuestionamiento al lugar asignado y la violencia. Eso ocurre aunque no se dejan de lado las canciones que lamentan la partida y sufren ante la imposibilidad de regresar.

Agradecimientos

Agradezco especialmente a la socióloga y amiga Sindy Mora Solano por sus valiosas contribuciones a partir de la lectura de este escrito.

También quiero agradecer los comentarios de las personas que evaluaron el artículo, pues sus aportes y observaciones enriquecieron muchísimo el contenidos. Agradezco a Sonia Natalia Cogollo por su acompañamiento y detallada labor de seguimiento a este artículo.

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1 Artículo derivado de los proyectos Promoción de una cultura de respeto y solidaridad en el contexto de las migraciones en Costa Rica (2009-2017), financiado por la Universidad de Costa Rica, y Avanzando en los derechos de las mujeres migrantes de América Latina y República Dominicana (2008-2011), coordinado por el Dr. Carlos Sandoval García y financiado por la Universidad de Costa Rica y por International Development Research Centre (IDRC). Una versión preliminar de este documento fue presentada en una ponencia como un análisis de historia oral (Paniagua Arguedas, 2013).

* Magíster en Vivienda y Equipamiento Social. Licenciada en Sociología. Docente e investigadora de la Universidad de Costa Rica. Correo electrónico: laura.paniagua@ucr.ac.cr http://orcid.org/0000-0001-5717-9839

2 Un análisis pormenorizado del origen y evolución de la salsa y los vínculos entre la música y las migraciones se encuentra en el trabajo de Ángel Quintero Rivera (1998), especialmente en el capítulo “Lo íntimo y lo social: el bolero” (pp. 300-310).

3 Se tomó como parte de la muestra el trabajo del grupo puertorriqueño Calle 13, por su importante presencia en Latinoamérica y el mundo, a pesar de que Puerto Rico es parte de Estados Unidos.

4 La denominación “ilegal” es cuestionada, especialmente porque el poseer o no documentos refiere a un elemento administrativo y no a una condición inherente a la persona (Sandoval García, Brenes Montoya y Paniagua Arguedas, 2012, p. 12).

5 Esta canción no tiene número porque fue promocionada sola y con su video.

6 El autor refiere como “emosignificaciones” a las emociones hechas espacio o a los espacios hechos emoción, se trata de significaciones que sirven de anclaje para las identidades en los territorios, de ahí la importancia para las migraciones de dichos referentes en la música que se vehiculizan a través del miedo, la alegría, el enojo o la nostalgia.

7 Esta canción no tiene número porque fue promocionada sola.

8 “Yuyo” es el término coloquial utilizado para hacer referencia a los hongos en los pies, que se caracterizan por generar mucha comezón y molestia.

9 Gallopinto es el nombre de un platillo tradicional resultado de la mezcla de arroz y frijoles, común en países como Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y el Caribe latinoamericano. Es de origen afrocaribeño y adquiere diversos nombres como casamiento, moros y cristianos o arroz con habichuelas y, preparado con leche de coco, “rice and beans”.

10 Para un análisis detallado de los antecedentes de participación política de migrantes desde los años 40 y hasta el presente ver el trabajo de Díaz, & Rodríguez (2007) y para analizar la ocurrida en los años 90 y la primera década del siglo revisar el trabajo de Coutin (2007).