Editorial

Innovación educativa, camino de permanente reflexión y transformación

Miguel Ángel Albor Licona

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Albor Licona, M. A. (2023). Innovación educativa, camino de permanente reflexión y transformación [Editorial]. Ciencia y Academia, (4), DOI: 10.21501/2744838X.4660

La innovación es una palabra que ha venido tomando fuerza y trasegando desde el contexto empresarial al contexto de la educativo, conduciendo a que se instaure como exigencia para los docentes, quienes deben pensar, reflexionar y proponer una práctica que impacte en su propio ser y en sus estudiantes. Así, aunada a la calidad, busca que los procesos que se instauran y desarrollan tengan cada día un mayor impacto. Su influencia ha llegado a otros espacios como: el Estado, la política, la sociedad, la cultura, la religión y la escuela. Según Zambrano Leal (2007), el profesor: “es un sujeto atento a promover la innovación. En la innovación siempre está el comenzar y hay que saberlo para no perder de vista nuestro compromiso con nosotros mismos” (p. 223).

Compromiso que señala un cambio, una revisión permamente, un desequilibrio del sujeto y de las instituciones conservadoras a las cuales pertenece y que no permiten un avance efectivo; que es capaz de mover estructuras tanto en los procesos de formación y enseñanza, como en los de aprendizaje y de evaluación, puesto que genera luchas entre sus miembros, obligándolos, si se quiere, a salir de su zona de confort, evidenciando nuevos horizontes de explicación de las realidades del mundo del conocimiento.

En este sentido, Lyn (1997), como se cita en Bisquerra-Alzina & Mateo-Andrés (2019) expresa “la innovación implica una transformación original, disruptiva y total de las tareas fundamentales de una organización. Innovar implica socavar las estructuras y cambiarlas permanentemente” (p. 22). Desde esta mirada de reflexión, en la que se observa la innovación como un proceso y actitud permamente de quien se encuentra en relación directa consigo, con los demás y con las instituciones, se llega a dos temas innovadores y en el contexto escolar, el de la educación emocional y el de competencias emocionales.

Ambas se requieren en la escuela, pues sin educación emocional, resulta complejo potenciar las competencias emocionales, por tanto, la primera, comienza a ser un tema innovador en un sentido inconmensurable dado que: “sin educar sensibilidades es imposible conseguir los objetivos educativos … La emoción no solo es absolutamente necesaria para convertir el conocimiento en experiencia personal y hacerlo transferible, sino también para aprender a usarlo solidaria y responsablemente” (Bisquerra-Alzina & Mateo-Andrés, 2019, p. 19). Lo que señala como impajaritable el hecho de que hoy se piense en la educación emocional dentro de los currículos formativos de los estudiantes en cada uno de los niveles, ciclos y grados, sobre todo para quienes se constituyen en los responsables de sus procesos, los docentes.

Así, haciendo una apuesta por la educación emocional como innovación educativa, permitirá que los sujetos comiencen a formarse en competencias emocionales que tributen a nuevas miradas que transformen la escuela, logrando que en la sociedad se piense en la salud mental de sus ciudadanos como algo necesario, reduciendo los niveles de acoso y violencia escolar, de hostigamiento, exclusión social, amenazas, coacciones, bloqueo social, manipulación, estrés, intimidación y agresiones, tal como señalan Piñuel y Oñate (2007), como se cita en Bisquerra Alzina y Chao Rebolledo (2021).

Empero, el proceso de la educación emocional para la consolidación de las competencias emocionales en los sujetos será inconcluso sin aspectos fundamentales como: la apuesta por el cambio de paradigmas educativos y el empeño por salir de zonas de confort que conduzcan al camino de la innovación; además, del compromiso de las instituciones educativas por hacer transformaciones curriculares en sus planes formativos y, sobre todo, de recursos e inversiones económicas, de tiempo y de investigación que propendan por políticas públicas que influyan en la sociedad.

En conclusión, y siguiendo a Zambrano Leal (2007) cuando señala: “la innovación es productora de saber y de transformación; es fundadora de una formación de saber y transforma a los sujetos” (p. 226), será posible pensar la innovación como proceso y camino permanente en el contexto educativo. Hoy, es necesario que la escuela y la sociedad piensen en la salud mental de estudiantes, docentes y ciudadanos. Al final, ellos promeverán apuestas congruentes por el cambio; una manera efectiva de hacerlo será a través de la educación emocional para la formación de competencias emocionales, en un camino de permamente reflexión y transformación en y para la vida.

Conflicto de intereses

El autor declara la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación comercial de cualquier índole.

Referencias

Bisquerra-Alzina, R., & Mateo-Andrés, J. (2019). Competencias emocionales para un cambio de paradigma. Horsori Editorial, S.L.

Bisquerra Alzina, R., & Chao Rebolledo, C. (2021). Educación emocional y bienestar: por una práctica científicamente fundamentada. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 1(1), 9–29. https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/4

Zambrano Leal, A. (2007). Formación, experiencia y saber. Editorial Magisterio.

Nota de autor

Miguel Ángel Albor Licona

Candidato a Doctor en Estudios Interdisciplinarios, Universidad Católica Luis Amigó, docente del programa de Formación Complementaria Escuela Normal Superior de Envigado, docente de cátedra maestría de educación de la Escuela de Educación de la Universidad Pontificia Bolivariana-UPB. Investigador de la Red de Maestros de Escuelas Normales Superiores de Antioquia-REDMENA. Contacto: miguel.alborli@amigo.edu.co, ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5216-3018, CVLAC https://scienti.colciencias.gov.co/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_rh=0000106055