Los procesos de resistencia como factores protectores en familias desplazadas en Palestina, Caldas

The processes of resistance as protective factors in displaced families in Palestine, Caldas

Andrea Calderón García

Jennifer Jiménez Giraldo

Pámela Constanza Santa Montoya

Recibido: 30 de abril de 2021–Aceptado: 30 de julio de 2021–Publicado: 1 de diciembre de 2021

Forma de citar este artículo en APA: Calderón García, A., Jiménez Giraldo, J., & Santa Montoya, P. C. (2021). Los procesos de resistencias como factores protectores en familias desplazadas en Palestina, Caldas. Ciencia y Academia, (2), 80-94. https://doi.org/10.21501/2744838X.4263

Resumen

El objetivo principal de la siguiente investigación es reconocer los procesos de resistencia de las familias sobrevivientes de desplazamiento intraurbano vivenciado en el municipio de Palestina, Caldas. Se desarrollaron como categorías teóricas centrales la resistencia y el desplazamiento intraurbano, siendo este un fenómeno psicosocial que tiende a ser invisibilizado por ser presentado al interior de un mismo territorio. Además, se realizó una investigación de tipo cualitativa en la que se analizó el discurso de las familias con el propósito de visibilizar cómo se dio este fenómeno en el municipio y en la sociedad en general.

Palabras clave

Identidad; Factores protectores; Desplazamiento; Reparación; Cambio; Poder; Perdón.

Abstract

The main objective of the following research is to recognize the processes of resistance of family survivors of intraurban displacement experienced in the municipality of Palestine, Caldas. Resistance and intra-urban displacement were developed as central theoretical categories, this being a psychosocial phenomenon that tends to be invisible because it is presented within the same territory. In addition, qualitative research was carried out, in which the discourse of the families was analyzed to make visible how this phenomenon occurred in the municipality and society in general.

Keywords

Identity; Recognition; Displacement; Repair change; Power; Economic difficulties; Forgiveness.

Introducción

En el contexto social y político del país se han generado múltiples fenómenos sociales que afectan a la población civil, entre ellos el desplazamiento forzado que se presenta no solamente en la zona rural sino también en zonas urbanas. Este desplazamiento es generado por actores armados ilegales que toman el territorio ante la fragilidad del Estado que históricamente no ha logrado tener la soberanía en toda el área nacional, específicamente en algunas poblaciones donde es precaria la presencia de instituciones oficiales y en otras donde dicha presencia es ineficaz. Ello genera que este tipo de organizaciones ejerzan funciones de Estado de manera ilegal y controlen el territorio.

Estas condiciones propician prácticas violentas como ordenar a familias enteras que abandonen su territorio, pertenencias, viviendas, lazos afectivos con el espacio y con los otros, trabajos, escuela y otras pérdidas irreparables. Sin considerar los efectos emocionales que tienen que experimentar por esta clase de eventos, por las situaciones que deben afrontar con las carencias propias del desplazamiento y el proceso de adaptación que deben asumir para reconstruir su proyecto de vida sin apoyo institucional que se convierte en un obstáculo más para superar esas crisis (Sánchez, 2012).

Esta investigación surge del interés del semillero “Memorias y Resistencias” del programa de Psicología de la Universidad Católica Luis Amigó, el cual se preocupa por para conocer la historia de vida de familias que han sobrevivido al desplazamiento forzado intraurbano y cómo han resistido este fenómeno. En este proceso se encuentra que cada familia realiza un proceso de resistencia singular y que no siempre se exponen dichos procesos en público ni se vinculan en sus nuevos territorios a procesos comunitarios.

De igual manera, se reconoce que este fenómeno psicosocial está permeado por situaciones de jerarquías de poder, vulneración al reconocimiento de los derechos de las víctimas y búsqueda de reparación ante las situaciones de desplazamiento intraurbano forzado. Por lo tanto, es importante para la formación en investigación y para los procesos académicos que desde el semillero de investigación se realicen análisis y reflexiones que lleven a comprender las categorías características del fenómeno abordado como la identidad, el reconocimiento, el desplazamiento, la reparación, el cambio, el poder y el perdón, así como la relación de aspectos económicos, creencias religiosas y manejo de emociones frente a este tipo de problemáticas sociales (Atehortúa, 2009).

Por consiguiente, es necesario analizar el desplazamiento forzado intraurbano desde los grupos familiares pues ha sido poco abordado desde esta perspectiva. Lo anterior, con el propósito de identificar los sentimientos, modos de interacción y motivaciones que permiten a los sobrevivientes resistir ante situaciones de vida que cambian radicalmente por el abandono de su territorio en el que está marcada su identidad, ya que solo de esta forma pueden preservar la vida (Echeverría Reina & Díaz Rodríguez, 2016)

Además, es relevante mencionar que el desplazamiento forzado intraurbano ha sido invisibilizado por las instituciones oficiales, que el Estado no realiza acciones efectivas que prevengan dicho fenómeno y tampoco atiende a los sobrevivientes después del hecho victimizante.

Pese a que se han implementado programas psicosociales para la población víctima del conflicto armado, no se realiza una atención integral ni inmediata al reporte ante la Fiscalía en los casos que se denuncian y la posibilidad de acompañamiento estatal se hace inviable cuando los ciudadanos no confían ni siquiera en la protección del Estado. Por ende, gran parte de las víctimas no denuncian.

Estos aspectos son de interés para la psicología social comunitaria, ya que son situaciones que transversalizan los grupos familiares y sus consecuencias se reflejan en las comunidades y la sociedad en general. A su vez, estas situaciones pueden derivar en trastornos a nivel psicológico como la fobia social, violencia intrafamiliar, situaciones delictivas y otros trastornos que perturban el desarrollo y calidad de vida de los grupos familiares y comunidades afectadas por el desplazamiento intraurbano a causa de situaciones de violencia a los derechos humanos.

Finalmente, el presente trabajo responde a necesidades de grupos familiares y comunidades que han sido silenciadas, y se presta atención a las situaciones por las cuales deben enfrentarse al dejar sus territorios. Jerarquías de poder, corrupción, situaciones de violencia, entre otras limitan recursos y generan cambios fuertes que marcan la vida de las personas.

Diseño metodológico

El proceso investigativo se realizó desde una perspectiva cualitativa, lo que permitió identificar los procesos de resistencia de las familias sobrevivientes al desplazamiento forzado intraurbano. Para tal fin, es relevante realizar un análisis crítico del discurso desde la propuesta de Van Dijk (1999), pues ella permite identificar en discurso “el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la desigualdad son practicados, reproducidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y el habla en el contexto social y político” (p. 23). Además, “espera contribuir de manera efectiva a la resistencia contra la desigualdad social” (p. 23). Desde este tipo de investigación se logrará analizar las relaciones de poder que se tejen entre los participantes con el territorio de donde fueron desplazados y con el territorio donde llegaron después del desplazamiento, a su vez, cómo se han transformado las relaciones con las instituciones de la sociedad y al interior de sus estructuras familiares, buscando identificar los procesos de resistencia que emergieron de esta situación.

Se realizaron entrevistas semiestructuradas a tres familias sobrevivientes de desplazamiento forzado intraurbano, las cuales se desarrollaron a través de una matriz de análisis correspondientes a la categoría de resistencia o de desplazamiento forzado intraurbano. El primer análisis de los discursos de los participantes arrojó resultados preliminares relacionados a los procesos de resistencia y a las circunstancias en las que se llevó a cabo el desplazamiento forzado intraurbano en el corregimiento de Arauca del municipio de Palestina, Caldas.

Contextualización del desplazamiento forzado intraurbano

En el marco del conflicto social y armado que ha marcado la historia de Colombia a partir de los años sesenta, se han propiciado diferentes problemáticas sociales como secuestro, ejecuciones extrajudiciales, falsos positivos, masacres, asesinatos de líderes sociales y desplazamiento forzado. Es importante reflexionar y analizar dichas problemáticas pues, pese a los procesos de paz con actores relevantes al margen de la ley como han sido las FARC-EP y los paramilitares, se continúan presentando en diferentes territorios y los sobrevivientes no han tenido un proceso de reparación integral, justicia y verdad.

En el transcurso del conflicto armado se ha evidenciado que el centro de la disputa ha sido la tierra (el territorio), sea en el contexto rural o urbano, y es allí donde cobra interés continuar analizando el fenómeno del desplazamiento intraurbano forzado desde la perspectiva de las familias y cómo ellas han resistido pese a la poca respuesta institucional que han recibido por parte del Estado. En este sentido, es importante comprender el desplazamiento intraurbano forzado (DFI) desde la mirada de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento [Codhes] (2013):

El DFI, como tipología del desplazamiento forzado interno, es el hecho de mayor impacto dentro de las expresiones urbanas de la violencia y el conflicto armado en tanto que es un fenómeno que pone en evidencia problemas socioeconómicos estructurales en los barrios marginales de las ciudades, el reforzamiento mutuo entre la delincuencia común y los grupos armados ilegales, y el giro estratégico de dichos grupos para cooptar las ciudades y establecer sus actividades económicas ilegales a partir del control territorial, usando como escudo y base a la población civil. (p. 146)

En el registro histórico elaborado por el Codhes (figura 1) se evidencia la tendencia al incremento de los casos de desplazamiento intraurbano desde 1996, el cual tiene una relativa estabilidad hasta el 2005, con algunos altibajos, pero se agudiza el aumento de casos a partir del 2006 con aproximadamente catorce mil casos hasta llegar al 2012 con 20.481, considerando la disminución en el 2009 con diez mil casos. A partir de los datos de la figura 1, es posible afirmar que el fenómeno es real y que tiene su tendencia a aumentar, pese a lo invisibilizada que ha sido, considerando que se reconoce más el desplazamiento forzado que el desplazamiento intraurbano. Lo anterior, en virtud de que, a menos que haya una denuncia de por medio, es más difícil de localizar estos desplazamientos, sin tener en cuenta que la cultura de la denuncia es baja por la desconfianza hacia las instituciones del Estado. De suerte que estas cifras pueden ser más preocupantes.

Figura 1. Desplazamiento orzado intraurbano histórico

Fuente: Codhes (2013).

Por consiguiente, este fenómeno continúa vigente en territorios urbanos y en determinados barrios marginales de las ciudades que se encuentra en disputa de grupos que desean dominar el territorio para favorecer actividades asociadas al microtráfico y narcotráfico. Pese a la gravedad de dicha problemática, la figura 1 muestra una tendencia en aumento, sin embargo, a nivel institucional no se han generado acciones para intervenir o reparar a los sobrevivientes de esta situación. Por ello, se considera que el desplazamiento intraurbano tiende a ser invisibilizado, además se considera un fenómeno presentado al interior de un mismo territorio del ámbito urbano. Por supuesto, lo anterior marca las dinámicas de los grupos familiares, los cuales constantemente, tras esta relación de poderes, se identifican como sometidos y oprimidos. Dicho aspecto es reafirmado por Codhes (2014) al considerar que de acuerdo a la investigación realizada que “el DFI es un fenómeno poco estudiado, con un alto subregistro y una respuesta institucional deficiente” (p. 16).

Al ser un fenómeno poco estudiado no hay un registro o seguimiento oficial de estos casos, y tampoco es visibilizada la resistencia de las familias sobrevivientes al desplazamiento intraurbano forzado, las cuales han cambiado esta experiencia traumática.

Es importante mencionar que el desplazamiento forzado intraurbano, al ser invisibilizado por ser un fenómeno presentado al interior de un mismo territorio en el ámbito urbano, deja huellas significativas en las dinámicas de los grupos familiares, en su forma de vivir y de relacionarse, y en su lazo social construido en el territorio, debido a la opresión ejercida por los grupos armados al desarraigar de su hogar a cientos de familias que han sido sometidos a relaciones de poder dominante.

De otra parte, es absolutamente necesario resaltar la significación del espacio o territorio, puesto que tras las dinámicas del desplazamiento los grupos familiares lo perciben como ajeno a su propia realidad a pesar de ser procedentes de allí y se atribuyen la concepción de extranjero, dado que la violencia pone unas barreras bastante marcadas para acceder a él.

Como consecuencia de los anterior, el aspecto de la naturalización es un elemento que refuerza la experiencia del desplazamiento en los grupos familiares, ya que al tener que vivenciar situaciones en las cuales deben abandonar sus territorios, se convierte en un asunto normal el hecho de desplazarse de un lugar a otro continuamente en busca de adaptación.

Otro elemento importante es que los derechos de los integrantes de los grupos familiares son violentados por el desconocimiento frente a la simbolización que desde el sistema legal se le atribuye al desplazamiento intraurbano. Aquí se muestra la importancia del reconocimiento de la calidad de vida en donde se debieron reconocer ayudas desde un nivel económico, como también desde aspectos psicológicos a las personas sobrevivientes al episodio.

Sin embargo, en el ámbito emocional se resalta que las familias quedan marcadas tras la pérdida de su territorio o de alguno de sus miembros, ya que deben dejar atrás muchos aspectos característicos de su historia que en algún momento le atribuían un sentido a su existir, este aspecto genera que los individuos no puedan adaptarse a las nuevas dinámicas familiares y que por este sufrimiento se les dificulte confiar en los funcionarios del Gobierno.

En este sentido, es importante destacar que las diferencias contextuales en los grupos familiares marcan una pauta en cuanto a la demostración de las emociones, dado que las características de dificultad por la pobreza monetaria producen que en muchos grupos familiares se genere el maltrato contra mujeres y niños como manera de descargar impulsos emocionales.

Bajo estas condiciones se hace necesario mencionar que ante la falta de reconocimiento y el cambio de percepción sobre el sentido de vida que se desestructura y toma otro rumbo, los problemas en la salud mental se manifiestan por medio de diferentes emociones, sensaciones y expresiones que al no ser exteriorizadas ocasionan inconvenientes en la salud mental, tales como ansiedad y depresión. Asimismo, los aprendizajes y costumbres adquiridos al interior de los grupos familiares y comunidades se desvalorizan.

De forma que se comienza a identificar la categoría de “reparación” como un asunto silenciado, ya que se conoce su existencia pero no se le da el debido valor, puesto que desde la corrupción se pretende esconder la realidad de grupos familiares y comunidades víctimas de desplazamiento intraurbano. Lo anterior, en la medida en que la reparación requiere inversión y las estructuras estatales no están dispuestas a invertir en ella, aun siendo conscientes que se requiere no solo de intervención asistencialista, sino también psicosocial.

Mediante la garantía de no repetición y el arrepentimiento del victimario puede influenciar en la resistencia de las víctimas. Lo anterior, en la medida en que se comienza a trabajar por el desarrollo y bienestar. En este sentido, la reparación está ligada al perdón y surge cuando las personas sienten que su historia de vida ha sido reconocida.

Desde la creencia religiosa, el perdón también puede ser visto como un proceso en el que se descarga el dolor, el resentimiento y otras emociones a Dios. Muchas personas prefieren utilizar la figura de un ser considerado como supremo como defensa psicológica en pro de procesar ese dolor e impulsos de muerte llevados en su interior a causa del desplazamiento intraurbano. Se puede ver que el aspecto histórico transversaliza la vida humana, las personas le atribuyen un gran valor a las experiencias pasadas que genera sentido a su vida, pero esto es violentado a partir del desplazamiento intraurbano por intereses en disputa (Castrillón-Guerrero et al., 2018).

Precisamente el poder es uno de los asuntos más arraigados en las estructuras sociales a partir de relaciones asimétricas de diferentes tipos. La relación coercitiva es un tipo de relaciones asimétricas y es una característica importante en las situaciones del desplazamiento intraurbano, pues es debido a ella que muchas familias deben abandonar el territorio por agentes opresores que con sus comportamientos le hacen saber a sus víctimas que pueden perder la vida si se niegan a abandonar el territorio.

Otro tipo de poder son los medios de comunicación que manejan los acontecimientos con datos distorsionados. Esto desencadena sentimientos de frustración en las víctimas al percibir que su verdadera identidad se desconoce. Por supuesto, esto pone en evidencia la invisibilización que sufren las víctimas desde las estructuras gubernamentales, generando sentimientos de inseguridad y temor al tener que enfrentar el nuevo mundo.

También se ha evidenciado otro tipo de poder relevante que marca varios de los comportamientos, a saber, el de las creencias espirituales. Las personas atribuyen una fuerza psicológica tan fuerte a las creencias que se consideran tanto un posibilitador del cambio como una parte de su sanación espiritual (Domínguez de la Ossa & Goldin Díaz, 2007).

El concepto de resistencia en el contexto del desplazamiento forzado intraurbano

Es fundamental para esta investigación reconocer los procesos de resistencia que han realizado las familias en este contexto, es así como vamos a comprender el concepto de resistencia:

como una respuesta necesaria al hecho contundente de que las fuerzas con las que están dotados los seres humanos están siendo reducidas y paralizadas reiteradamente por poderes que se han esforzado por establecer un orden homogéneo, basado en el ejercicio de un poder político coercitivo. (Useche Aldana, 2010, p. 70)

A partir de esta definición se mencionará un tipo de resistencia llamada “resistencia civil”. Según González et al. (2011), la resistencia civil “se caracteriza por ser una opción de las sociedades modernas para enfrentar las posibles arbitrariedades de los gobiernos” (p. 243). Dicha resistencia también “potencia principalmente la creatividad y la resiliencia del sujeto y el colectivo” (p. 244), y se hace necesaria para afrontar hechos traumáticos como el despojo y el desarraigo del territorio por un poder coercitivo que ejercen los grupos armados ilegales que quieren dominar los espacios urbanos, pues el Estado no ha tenido la capacidad de impedir tales situaciones, llegando incluso a negar el reconocimiento del fenómeno de manera oficial. Esta situación tan compleja lleva a algunas comunidades e individuos a movilizarse y a ejercer participación e incidir en asuntos sociales, culturales, deportivos o políticos que se pueden interpretar como respuesta al poder coercitivo al que han sobrevivido, con el fin de encontrar una forma de reconstruir su proyecto de vida. En este sentido, afirma Useche Aldana (2010) que:

Este tipo de resistencia asume una opción ética por la vida que pugna por liberar el cuerpo y el pensamiento. En este mismo sentido, la resistencia es una experiencia estética en permanente fuga de las prácticas de poder tradicionales. Se trata de la recuperación del sentido del goce vital, de la reconstrucción de un tejido social solidario que proteja al colectivo. (p. 73)

Ahora bien, según González et al. (2011), “la resistencia social promueve la participación plena y decisoria de la gente, además de los procesos de autorreflexión, concientización y autonomía que afianzan pactos flexibles y profundos que se hacen entre comunidades concretas” (p. 264). Lo anterior es especialmente relevante, puesto que la resistencia social permite que los grupos familiares se repiensen y problematicen su realidad sin dar nada por hecho, ya que a partir de la criticidad ante sus realidades construyen nuevas percepciones que posibilitan que las personas efectúen cambios que influencien el desarrollo en sus vidas.

Partiendo de lo anterior, se reconoce que la participación juega un papel relevante, ya que a partir de ella se percibe la diversidad dentro de los grupos familiares por género, generación y a nivel macrosocial, posibilitando que las personas se empoderen de sus realidades y co-construyan acciones que posibiliten nuevos aprendizajes. Lo anterior, genera procesos de reflexión que permite que las personas se repiensen desde la misma concientización y desnaturalización de sus vivencias construyendo procesos de resistencia que permitan a los grupos familiares y comunitarios desde la creatividad e innovación edificar nuevas formas de vivir en pro de una óptima calidad de vida.

Consecuentemente, y teniendo presente que “el prójimo alude a ‘lo otro’, a la alteridad, a lo distinto, a lo más lejano, a todo cuanto cabe en la palabra latina ‘ alien’, es decir lo ajeno, lo extraño, el forastero, el extranjero” (Useche Aldana, 2014, p. 244), se comprende que el término alude a la manera en la que la sociedad es capaz de entender la violencia vivida por las comunidades y para que esto se dé es importante promover relaciones dialógicas, donde tomaremos el diálogo como:

El encuentro en el que se comparte el reflexionar y el obrar de los sujetos dirigidos al mundo para transformarlo y humanizarlo, no puede reducirse a un acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni tampoco volverse simple cambio de ideas. (García et al., 2002, p. 52)

Asimismo, “[l]a resistencia civil exige necesariamente una reflexión sobre las ideologías, epistemologías y metodologías del poder” (González et al., 2011, pp. 243- 244). Como se ha venido mencionando anteriormente, el elemento de reflexividad es vital, ya que los diferentes poderes en la sociedad se construyen a partir de mundos simbólicos que crean las personas y que permiten la interacción humana.

Por ende, es necesario pensar acerca del poder para que no solo se tome como sinónimo de despojamiento y dolor en sus vidas, pues al descubrir el poder que poseen como grupos familiares se posibilitan procesos de resistencia, no desde la violencia y el enfrentamiento, sino a partir del reconocimiento de las propias capacidades y recursos tangibles e intangibles.

Se han abordado dos tipos de resistencia bastante importantes. Sin embargo, existe un tercer tipo llamada “resistencia comunitaria”. Con respecto a ella, Molina Valencia (2005) dice que “la resistencia es una estrategia a través de la cual se pueden transformar conflictos e interviene sobre los efectos de las asimetrías del poder impuestas a determinados actores, procesos y condiciones comunitarias” (p. 5). La mirada de este autor es importante, pues en ella la resistencia le apuesta a la transformación comunitaria y social a partir de la construcción del tejido que se forma de las relaciones sociales. Desde este punto de vista se reconoce que el pensamiento es dinámico, pero brinda la capacidad de transformación para resistir estas vivencias.

Las tres resistencias mencionadas tienen en común la categoría de poder. Así, dice Foucault e Ibáñez que “[l]a resistencia siempre supone la existencia del poder. Esta es una declaración que a la inversa continúa siendo correcta, como si se tratara de una ley conmutativa: donde hay poder siempre hay resistencia” (citado por Molina Valencia, 2005, p. 71). Hablar de poder o de resistencia no implica hablar de malas acciones hacía los otros, este puede ser usado de manera en la que permita progresar a través del empoderamiento de ellos sí mismos para adquirir las capacidades y lograr un cambio de, y así evitar que se repita lo que acaba de vivir en un futuro.

En conclusión, es relevante reconocer los procesos de resistencias a nivel familiar o colectivo que han agenciado las comunidades desde la sobrevivencia al desplazamiento intraurbano, de esa manera se fortalecen las capacidades para transformar el entorno. Por ello, es importante visibilizar tanto la situación de desplazamiento forzado intraurbano al que han sobrevivido algunos habitantes del municipio de Palestina, Caldas, y a su vez, generar espacios de reconocimiento a los procesos de resistencia que han desarrollado las comunidades, en los que seguramente también se vinculan personas de la sociedad civil.

Resultados

En la investigación participaron tres familias desplazadas del casco urbano del corregimiento de Arauca en el municipio de Palestina, Caldas. Las tres familias aceptaron de manera voluntaria conceder entrevistas que constaron de quince ítems sobre las categorías de resistencias, capacidades de las población y desplazamiento urbano. En las entrevistas realizadas, las tres familias contaron su historia de vida en relación al desplazamiento y respondieron algunas preguntas de acuerdo a las categorías centrales de la investigación. Las entrevistas se desarrollaron de manera semiestructurada y se encuentra en proceso de análisis, por ello solo se presentarán resultados preliminares del análisis realizado hasta el momento.

Desde la categoría de desplazamiento forzado intraurbano evidenciamos que las características de los desplazamientos en cada una de las familias sobrevivientes tuvieron motivaciones diferentes. En el caso 1 (Oscar) fue desplazado por ser familiar directo de un sicario perteneciente a una de las bandas que disputa el territorio. La víctima del caso 2 (Isabel) fue desplazada dos veces; en la primera, una de las bandas perseguía a su hijo para reclutarlo; y en la segunda, el esposo se negó a seguir pagando vacuna a una banda por tener un trabajo estable. La víctima del caso 3 (Lina) fue desplazada porque uno de los integrantes de la banda se enamoró de una de sus hermanas y ella le estaba correspondiendo, por lo que deciden huir y evitar que se vinculara sentimentalmente con él.

Esto nos indica que no todas las motivaciones para desplazar a alguna familia se reducen a asuntos únicamente vinculados con el microtráfico o ajustes de cuentas, sino que existen otras motivaciones que hacen sentir a las familias en riesgo, amenazadas y obligadas a desplazarse en contra de su voluntad.

Los participantes reconocen que históricamente el corregimiento de Arauca ha estado marcado por fenómenos de violencia y múltiples bandas delincuenciales se han disputado el territorio con fines de comercialización de sustancias psicoactivas, sicariato y otros negocios ilegales. Además, mencionan que debido a la poca protección del Estado se dificulta la socialización primaria, surgen carencias económicas y hay poco acceso a una educación de calidad

Por otra parte, es fundamental reconocer inevitablemente las familias se transforman después del desplazamiento forzado intraurbano, pues sus proyectos de vida, lazos sociales, expectativas, condiciones de vida, ocupaciones y también los modos de socialización al interior de las familias con las nuevas generaciones, cambian radicalmente. Estos cambios se convierten en un factor central de motivación al que los individuos y las familias dirigen su accionar.

Otro aspecto importante es que la participación en la vida familiar es transformada después del desplazamiento forzada, pues se ven invisiblilizados en las estructuras sociales y educativas. Antes del desplazamiento, las personas se sienten reconocidas en su grupo familiar pudiendo expresar sentimientos, pensamientos, e incluso incidir en la toma de decisiones a nivel familiar, situación que cambia con el desplazamiento al sentirse marginados en el nuevo contexto.

En relación a las redes de apoyo, es fundamental reconocer que las más fuertes son aquella que provienen de la estructura familiar, sin embargo, en algunos casos los vecinos aportan a la reconstrucción del proyecto de vida familiar después del desplazamiento forzado. Ahora bien, para cada uno de los casos el apoyo de instituciones de la sociedad es importantes, y más aún si hay vínculos comunitarios. Por ejemplo, la víctima del caso 2 (Isabel) antes del desplazamiento tenía una relación cercana con la iglesia y participaba de actividades de promoción social que realizaba la Policía Nacional, pero después del desplazamiento su vínculo con la Policía Nacional se rompió mientras que con la Iglesia se fortaleció, tanto así que desde allí realizó el proceso de perdón frente a lo acontecido.

En cuanto a la posición que asumen los participantes en relación al desplazamiento forzado intraurbano, es significativo mencionar que no se reconocen a sí mismas como “víctimas” o como “desplazados”. La palabra “sobreviviente” es con la que más se siente identificados después de haber pasado experiencias tan fuertes y que marcaron su vida, pero aún siguen luchando transmitiendo el aprendizaje tras estas dolorosas vivencias de sus grupos familiares y comunidad.

En esta lucha, los sobrevivientes reconocen su historia e identifican el dolor como un aspecto que fortalece y permite interpretar sus historias de vida de un modo más amplio y comprensivo.

Desde la categoría de resistencia se logró identificar el empoderamiento como un elemento central donde las personas, mediante las redes de apoyo familiares y comunitarias, descubren que poseen capacidades propias que les permiten responsabilizarse de la interpretación de las experiencias vivenciadas tras las situaciones de conflicto que generan dolor y aprendizaje a nivel individual y familiar.

Se evidencia que la forma cómo han logrado resistir ha sido fortaleciendo sus familias y creando mecanismos para evitar repetir el hecho victimizante, tal es el caso 1 y 3, o tomando la decisión definitiva de no retornar al territorio como el caso 2 que, pese a que ya no existan las bandas que los desplazaron, no están dispuestos a un nuevo desplazamiento.

En el relato de todos los participantes se evidencia la ausencia del Estado en la reparación psicosocial en el proceso de tramitar el dolor y el daño causado a raíz del desplazamiento, por lo que podemos entender que la institucionalidad se encuentra muy distante de los sobrevivientes y ellos no logran acceder a procesos terapéuticos que tramiten el daño irreparable. En cambio, los participantes reconocen que los únicos que estuvieron apoyándolos fue su propia familia y algunos vecinos, tratando de sustituir las ayudas que no les ofreció el Gobierno.

En relación al perdón, se puede evidenciar que las mujeres participantes tienen una afinidad con la Iglesia y la universidad, las cuales les han posibilitado tramitar el dolor con pocos problemas. Contrario en el caso masculino, quienes hasta el momento no se ha logrado acceder al perdón propio y ajeno.

Conclusiones

Considerando estos resultados preliminares, lo cuales son relevantes para el reconocimiento de los procesos de resistencia de las familias sobrevivientes que han sufrido desplazamiento forzado intraurbano, se puede concluir que las únicas formas de resistencias no se encuentran solo en las organizaciones sociales de víctimas, en los movimientos sociales o partidos políticos, sino que a nivel familiar también se realiza procesos de resistencia.

Conflicto de intereses

Las autoras declaran la inexistencia de conflicto de interés con institución o asociación de cualquier índole.

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Notas de autores

Andrea Calderón García

Estudiante del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó. Integrante del semillero de investigación Memoria y Resistencia, Manizales-Colombia. Contacto: andrea.calderonga@amigo.edu.co

Jennifer Jiménez Giraldo

Estudiante del programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó. Integrante del Semillero de Investigación Memoria y Resistencia, Manizales-Colombia. Contacto: jennifer.jimenezgi@amigo.edu.co

Pámela Constanza Santa Montoya

Docente del Programa de programa de Psicología, Universidad Católica Luis Amigó. Integrante del Semillero de Investigación Memoria y Resistencia, Manizales-Colombia. Contacto: pamela.santamo@amigo.edu.co